Los autores del nuevo trabajo comenzaron a estudiar la losa en 2017, y analizaron la topografía de su relieve y su morfología con ayuda de técnicas fotográficas e imágenes tridimensionales de alta resolución. Observaron que las marcas y grabados en la piedra son iguales en cuanto a técnica y estilo y que siguen motivos repetidos unidos por líneas, con lo cual parecen constituir una composición cartográfica prehistórica.
Para verificar su sospecha, los científicos efectuaron un análisis de geolocalización y encontraron que los grabados representaban en relieve una área de aproximadamente 30 por 21 kilómetros del valle del río Odet, con un 80% de precisión.
El objeto es un bloque de esquisto de tono gris azulado de 2,20 metros de largo por 1,53 de ancho y 0,16 de grosor, cuyo origen se remonta a la Edad de Bronce temprana. Originalmente formó parte de una tumba en un enterramiento prehistórico en la comuna de Leuhan y fue hallado por primera vez en 1900 por el arqueólogo local Paul du Chatellier (1833-1911).
La piedra fue trasladada al castillo de Kernuz, por entonces propiedad de Du Chatellier y actualmente museo privado dedicado al arqueólogo, donde el objeto permaneció olvidado por más de un centenar de años en un sótano antes de ser encontrado nuevamente en 2014.
“Existen varios de este tipo de mapas tallados en piedra por todo el mundo. Generalmente, son meras interpretaciones. Pero esta es la primera vez que un mapa haya representado un área en una escala específica“, comentó Clémment Nicolas, investigador de la Universidad de Bournemouth (Reino Unido) y coautor del trabajo, en conversación con BBC. “Probablemente fue una manera de afirmar la posesión de un territorio por un pequeño príncipe o rey de la época“, añadió.