Según sus estimaciones, que recoge el sitio web de la Universidad de Princeton, la proyección plana de la superficie de la Tierra más exacta hasta el momento ha sido la que propuso el cartógrafo alemán Oswald Winkel hace exactamente un siglo. Aquel mapa de forma elíptica —con muchas actualizaciones, pero que siempre siguen un mismo algoritmo azimutal— todavía se emplea en muchas editoriales, entre ellas en National Geographic.
Esta proyección, conocida como Winkel III, deja una idea exagerada de cómo es la Antártida, mientras que la región más afectada es el océano Pacífico. El mapa lo divide en dos y crea la ilusión de una gran distancia entre Asia y el archipiélago de Hawái.
A partir de un sistema de medición de errores topográficos en los mapas mundiales desarrollado hacia el año 2008, en parte por este mismo equipo científico, los autores trataron desde entonces de mejorar la exactitud del mapeo. Su propuesta divide nuestro planeta en dos hemisferios y muestra la geografía de cada uno de forma más precisa que nunca en una proyección 2D.
Hay alternativas disponibles, pero que cuentan con mayor proporción de errores que el Winkel III y este nuevo sistema recientemente presentado. Así es la proyección de Mercator, que es básicamente cilíndrica, pero, al desplegarla, se convierte en un cuadrado que se exhibe a menudo en las paredes de aulas escolares o universitarias. Es utilizada también en los mapas de Google y es excelente para representar la mayor parte de los lugares habitables, pero muestra la Antártida de tal manera que parece más grande que el resto de continentes, algo que no es cierto. En las versiones impresas de esta proyección se suele cortar tanto las regiones polares del sur como del norte.
Volviendo al nuevo sistema propuesto, los investigadores admiten en un artículo científico publicado el 15 de febrero que se trata de una “puntuación de error ligeramente mejor de solo 4,497” respecto a los 4,563 puntos que otorgaron a Winkel III. En ambos casos se trata de la suma de cuadrados de los valores numéricos que tienen los seis distorsiones posibles de medición geográfica.
“No se puede hacer que todo esté perfecto“, comentó Richard Gott, el primer autor de este artículo. “Un mapa que es bueno en una cosa puede no serlo para representar otras cosas“. Según Gott, el mapa de su diseño “se parece más al globo terráqueo que otros mapas planos“, pero la diferencia consiste en que el usuario no necesita rotarlo.
Este trabajo, admitió, pretendía romper un récord y “hacer el mapa plano con el menor error posible” y los científicos lo consiguieron batiendo al mencionado Winkel “en todos y cada uno de los seis errores“.
El nuevo enfoque permite dividir el globo tanto en hemisferios oriental y occidental, como norte y sur y representarlos respectivamente en los dos lados del mapa. La orientación norte-sur es preferible para Gott, aunque pone el ecuador al margen del mapa redondo. De cualquier manera, se trata de un mapa sin cortes y permite medir distancias con una cuerda o una cinta métrica al tenderlas de un lado del disco a otro.