Newton fue el matemático que sentó las bases de la física clásica, formuló las leyes del movimiento y la ley de la gravedad, y sigue siendo el epítome de la era de la razón. Pero las obsesiones de Isaac Newton por la alquimia y las oscuras ramas de la teología, que solo salieron a la luz 200 años después de su muerte, revelan otro lado del hombre que ayudó a dar forma al mundo moderno.
Ahora Sotheby’s vende notas inéditas que muestran los intentos de Newton de descifrar códigos ocultos en la Biblia y determinar el momento del Apocalipsis. Se espera que tres páginas llenas de apuntes sobre las pirámides egipcias, que Newton creía que contenían la clave de secretos profundos, se vendan por cientos de miles de libras cuando se cierre la subasta esta misma tarde.
Según la historia – que parece ser apócrifa, o al menos bastante llamativa – las notas fueron quemadas por un incendio aparentemente causado por el sabueso de Newton, Diamond, que saltó a una mesa y tiró una vela.
“Estos son artículos realmente fascinantes porque en ellos se puede ver a Newton tratando de descubrir los secretos de las pirámides“, dijo al Observer Gabriel Heaton, especialista en manuscritos de Sotheby’s. “Estaba tratando de encontrar pruebas para su teoría de la gravitación, pero además se pensaba que los antiguos egipcios tenían los secretos de la alquimia que desde entonces se habían perdido”.
Newton estudió las pirámides en la década de 1680, durante un período de exilio académico autoimpuesto en Woolsthorpe Manor (Lincolnshire), lejos de su lugar de trabajo habitual en la Universidad de Cambridge, tras las críticas a su trabajo de su rival Robert Hooke de la Royal Society. Estaba tratando de descubrir la unidad de medida utilizada por quienes construyeron las pirámides. Pensó que era probable que los antiguos egipcios hubieran podido medir la Tierra y que, al desbloquear el codo real de la Gran Pirámide, él también podría medir la circunferencia de la Tierra.
Esperaba que eso lo llevara a otras medidas antiguas, que le permitieran descubrir la arquitectura y las dimensiones del Templo de Salomón, el escenario del Apocalipsis, e interpretar los significados ocultos de la Biblia.
Newton se guardó para sí su obsesión por la alquimia y sus creencias religiosas heterodoxas, entre ellas el rechazo a la doctrina de la Trinidad. Esto no se debió a que temiera que su fe pudiera desacreditar su trabajo científico, o viceversa, sino porque pensaba que sus puntos de vista poco ortodoxos le costarían su carrera.
Aunque su reputación se basaba en sus descubrimientos matemáticos y científicos, para Newton estos eran secundarios a sus “mayores” estudios en alquimia y teología. Un alijo de manuscritos sobre estos temas apareció en Sotheby’s en 1936; algunos de ellos fueron comprados por el economista y devoto de Newton John Maynard Keynes, quien describió a su héroe como “el último de los magos”.
Según Heaton: “La idea de que la ciencia sea una alternativa a la religión es un conjunto moderno de pensamientos. Newton no habría creído que su trabajo científico pudiera socavar las creencias religiosas. No estaba tratando de refutar el cristianismo: este es un hombre que pasó mucho tiempo tratando de establecer el período de tiempo probable para el Apocalipsis bíblico. Por eso estaba tan interesado en las pirámides”.