La cápsula se puede construir con una impresora 3-D, y se activa desde el interior por parte de la persona que pretende morir. Se puede transportar a cualquier sitio en el que el paciente quiera proceder a activar el sistema, algo que puede hacer mediante un botón o incluso mediante pestañeos si la persona sufre parálisis.
Si lo hace, el sistema va inundando el interior de la cápsula con nitrógeno, reduciendo rápidamente el nivel de oxígeno del 21% al 1% en apenas 30 segundos. La persona sentirá una cierta desorientación e incluso una ligera euforia antes de perder la consciencia. La muerte se produce entre 5 y 10 minutos después por hipoxia e hipocapnia, privación de oxígeno y dióxido de carbono, respectivamente.
Según su creador, este sistema permite que la persona muera apaciblemente: “no hay pánico ni sensación de ahogo”, explicaba Nitschke en una entrevista reciente. Por el momento solo hay dos prototipos de Sarco existentes pero que no son “estéticamente agradables” y no se destinarán a este uso. Un tercero se está fabricando en Holanda, y estará listo para poder ser utilizado en Suiza en 2022.
Hay aún opciones que se quieren añadir a Sarco, como una cámara que permita comunicación con personas en el exterior y que grabe el consentimiento informado de ese suicidio asistido, pero Nitschke quiere lograr que además no sea necesaria la presencia de un médico para un análisis psiquiátrico del paciente.
https://www.swissinfo.ch/eng/sarco-suicide-capsule–passes-legal-review–in-switzerland/46966510
https://gizmodo.com/controversial-assisted-suicide-pod-cleared-for-use-in-s-1848167349