Desde hace unos años hemos podido ver, sobre todo en algunos programas norteamericanos, como los investigadores de lo oculto acarrean entre otros muchos instrumentos, con un medidor de campos electromagnéticos. La verdad es que nadie sabe si estas entidades que tanto buscamos, emiten o alteran de alguna forma los campos electromagnéticos, pero más allá de eso es importante tener en cuenta que estos medidores están diseñados para medir cosas muy concretas y cuando se los utiliza fuera de su ambiente suelen dar lecturas poco fiables.
¿para qué están diseñados? Pues para detectar cableados o fuentes eléctricas, para medir la exposición de una persona o una instalación que pueda ser sensible al electromagnetismo, etc. Pero siempre en frecuencias específicas, y cuando usamos el detector sin tener en cuenta las frecuencias, las lecturas son del todo inválidas.
Tampoco suelen ser capaces de detectar correctamente los campos magnéticos variables, que, estos sí que han demostrado pueden afectar la conducta humana y hasta producir alucinaciones. Se han hecho varias pruebas en laboratorios con este tipo de campos desde los años 80 con resultados bastante llamativos. De hecho el llamado “casco de dios” utiliza campos variables para afectar el funcionamiento cerebral
Es cierto que en muchos casos de encantamiento, por ejemplo, se han registrado lecturas bastante atípicas, pero eso de ningún modo es atribuible a una actividad paranormal.
Hay varios factores que hay que tener en cuenta antes de aventurarnos a utilizar estos aparatos.
En el mercado existen infinidad de detectores para todas las necesidades, desde domésticos a profesionales, direccionales o de tres ejes, etc, etc. De hecho hay hasta aplicaciones móviles pero en este caso sirven más de entretenimiento que otra cosa. Lo realmente importante es que si estamos dispuestos a utilizar esta tecnología para nuestras investigaciones, necesitaremos como mínimo 2 medidores y que sean capaces de registrar todas las lecturas para analizarlas y compararlas al finalizar la investigación, de hecho lo que realmente sería de utilidad es un magnetómetro, que no es lo mismo que un medidor de campos electromagnéticos, los magnetómetros, no distinguen entre frecuencias y sus lecturas corresponden únicamente a las variaciones de campos magnéticos. Pero estos aparatos son mucho más caros.
De todas formas si ya tenemos un medidor de campos y queremos utilizarlo lo mejor posible, recordemos nunca llevarlo en la mano, esto es algo que vemos siempre, y es una garantía absoluta de lecturas erróneas, porque para empezar el movimiento afecta a los campos electromagnéticos, es decir el simple hecho de moverlo con nuestra mano ya estará alterando las lecturas. Por eso tiene que permanecer en un sitio firme y estable mientras se utiliza.
Tengamos en cuenta que muchas cosas que llevemos o hagamos pueden alterar las lecturas, desde nuestros movimientos hasta el resto de aparatos que llevamos y que rodean al detector de campos, móviles, cámaras, llaves, elementos metálicos, etc.
Normalmente el procedimiento es obtener una lectura base, es decir, saber cuáles valores son los normales en cada ambiente y rincón del lugar a analizar, algo que tengo que añadir a este punto es que una lectura base se debe realizar a lo largo de 24 horas como mínimo, ya que los campos varían a lo largo del día. También se deben anotar todos los sucesos del día a día como encendido de luces, funcionamiento de electrodomésticos, si los hay, tener más o menos presente por dónde pasa el cableado y tuberías, etc. En fin, que es un trabajo muy laborioso y por eso se suele evitar.
Así que, a modo de resumen podemos mencionar que la forma menos incorrecta de hacer una medición de campos sería establecer un sitio concreto donde se reporte la máxima actividad paranormal y colocar un medidor en ese punto, y otro medidor en un punto de mínima actividad para poder contrastar las lecturas. Y asegurarnos por supuesto que nuestra actividad no afectará las mediciones.
No es fácil, nada fácil, pero es como debería hacerse.