El 25 de mayo de 1953, el ejército de Estados Unidos llevaba a cabo una prueba nuclear conocida como Grable. Fue la primera y única prueba de Atomic Annie, el primer cañón atómico de la historia. El vídeo de esa prueba acaba de ser restaurado con una calidad impresionante.
La restauración no es oficial, sino un proyecto llevado a cabo por los especialistas del canal Neural Networks and Deep Learning. Como el nombre del canal ya sugiere, lo que se ha hecho es utilizar algoritmos de aprendizaje automático para escalar el metraje original a 4K, eliminar el ruido y subir la tasa de fotogramas de los 24 originales a 48. Para ello ha habido que interpolar fotogramas, y los autores del vídeo reconocen que el resultado dista mucho de ser perfecto. Probablemente un técnico de vídeo encuentre errores, pero el resultado sigue siendo impresionante.
Disparar una bomba nuclear con un cañón no es precisamente tarea sencilla. El proyectil nuclear W9 no era especialmente grande (medía solo 1,3 metros de largo con un calibre de 280mm), pero el blindaje necesario para mantener la bomba intacta lo hacía muy pesado (364 kilos).
Corrían las ocho y media de la mañana del 25 de mayo de 1953, y el ejército de Estados Unidos acababa de probar Atomic Annie, el primer cañón atómico de la historia. Aunque la detonación nuclear fue considerada anómala, al jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante Arthur W. Radford, y al secretario de Defensa, Charles Erwin Wilson les debió parecer estupenda, porque en total se fabricaron 20 unidades del arma. Ninguna de ellas volvió a disparar jamás, y el ejército mandó retirarlas apenas diez años después. Cada una había costado 800.000 dólares de la época.
Atomic Annie era la orgullosa hija de dos militares alemanes llamados Robert y Leopold, aunque los soldados aliados que tuvieron la mala suerte de desembarcar en la soleada playa de Anzio en la primavera de 1944 se referían a ellos como Anzio Annie y Anzio Express. Robert y Leopold eran dos cañones ferroviarios K5 del calibre 283 y más de 21 metros de longitud. Los alemanes los usaron para desatar una lluvia de muerte sobre la playa, pero ni siquiera los proyectiles de 255 kilos de los K5 lograron detener el desembarco aliado en Italia. El 7 de junio de 1944, las tropas estadounidenses encontraron los cañones abandonados en una vía muerta a las afueras de Civitavecchia.
Los artilleros alemanes habían tratado de inutilizar los cañones antes de retirarse, pero no lograron del todo su objetivo. El alto mando aliado ordenó trasladar a Robert y Leopold al Centro de Pruebas Militares de Aberdeen, en Maryland. Los ingenieros lograron restaurar completamente a Leopold usando piezas de ambos cañones y lo usaron para realizar diferentes pruebas de balística. Hoy es posible visitar a Anzio Annie en el museo militar de la ciudad.
Atomic Annie nació gracias al esfuerzo de un técnico de radar de la marina llamado Robert Schwartz. En 1949 ejército decidió poner a trabajar los talentos del pobre Robert y metió al ingeniero en una diminuta oficina del Pentágono con un montón de planos de Anzio Annie y una misión: desarrollar un cañón atómico.
Quince días después, Schwartz emergió de aquella habitación con el primer esbozo de una pieza de artillería diseñada para disparar bombas atómicas. El diseño entusiasmó a Samuel Feltman, en aquel entonces jefe de la Sección de Investigación Balística del Departamento de Artillería, y de la División de Desarrollo del Pentágono.
Feltman ha pasado a la historia como uno de los ingenieros militares más prolíficos de la historia de Estados Unidos. Su especialidad era la balística y decenas de armas de todos los calibres llevan su firma. También fue uno de los responsables de ENIAC, la primera computadora electrónica de la historia, que fue creada originalmente para calcular tablas de artillería, y que acabó contribuyendo en el diseño de la bomba de hidrógeno.
Samuel Feltman asumió como propio el proyecto de Schwartz y convenció al Pentágono para fabricar 20 unidades del cañón. La primera de ellas salió de producción tres años más tarde bajo la designación T131, pero el alto mando lo conocía como M65, y los soldados la apodaban Able Annie en recuerdo de su antepasado, Anzio Annie. El entonces presidente y veterano general de la Segunda Guerra Mundial Dwight D. Eisenhower no dejó pasar la oportunidad de mostrar al mundo el nuevo cañón en un opulento desfile militar que incluía tres elefantes, 350 caballos, un destacamento de perros de raza huskie y el mencionado cañón.
Aunque los cañones originales diseñados por los nazis eran ferroviarios (se movían en tren) Able Annie estaba diseñado para desplazarse por carretera con ayuda de dos cabezas tractoras de 375 caballos cada una. La velocidad máxima del convoy era de 56km/h, y podía maniobrar en giros con un radio relativamente manejable de ocho metros. El cañón pesaba 83 toneladas y medía 26 metros de largo. Pese a ello tardaba solo 15 minutos en anclarse y estar preparado para disparar. En otros 15 minutos podía volver a estar en movimiento.
Se suponía que Able Annie era capaz de disparar proyectiles nucleares, pero el ejército aún no había puesto a prueba el arma con ese tipo de munición. Ese test tuvo lugar el 25 de mayo de 1953 en el centro de pruebas del desierto de Nevada. La operación llevaba el nombre de Upshot–Knothole Grable y fue un éxito. Able Annie ya era oficialmente Atomic Annie, el primer cañón atómico de la historia.
En el interior del proyectil había un artefacto nuclear de fisión tipo cañón o bomba de detonación por disparo. Se trata del mismo diseño que el empleado sobre Hiroshima y tenía una potencia similar (Little Boy tenía 13 kilotones, la prueba del W9 tenía 15).
En lugar del diseño por implosión de la mayor parte de bombas y cabezas nucleares, la W9 funcionaba disparando un proyectil hueco de uranio enriquecido U-235 mediante explosivos convencionales. El cilindro viaja por un tubo en el interior del proyectil y encaja en otro cilindro de uranio. La combinación súbita de ambos materiales en estado subcrítico es lo que desencadena la reacción de fisión nuclear. La W9 llevaba un total de 50 kilos de uranio.
Hoy, Atomic Annie reposa en Fort Sill, Oklahoma. Otras ocho unidades del M65 también pueden verse en otros museos de ciudades como Albuquerque (Nuevo México), Junction City (Kansas) o Yuma (Arizona), pero casi ninguno conserva sus piezas motrices. En los años 60, los misiles balísticos intercontinentales dejaron completamente obsoleta la idea de un cañón atómico. El último de los batallones de artillería de un M65 se disolvió en 1963.