Muere el astrofísico Nikolai Kardashev, hombre clave de la búsqueda de vida extraterrestre

Son días tristes para los buscadores de vida más allá de la Tierra. Mientras vemos como los pronósticos más pesimistas marcan el fin del siglo XXI como el límite de habitabilidad de la Tierra, mucha gente sigue haciendo esfuerzos por encontrar planetas habitables, así como compañeros cósmicos que demuestren que la humanidad no está sola en el inmenso Universo.

Entre esos buscadores estaba el astrofísico ruso y pionero de SETI, Nikolai Kardashev, que falleció el 3 de agosto. Fue una de las personas que más ha contribuido al marco teórico de la vida más allá de la Tierra en el ámbito científico. Conocido por la escala Kardashev de civilizaciones extraterrestres, en 1963 realizó la primera búsqueda soviética de inteligencia extraterrestre (SETI) al examinar el quásar CTA-102 en busca de signos tecnológicos. Al año siguiente Kardashev organizó la primera conferencia soviética sobre comunicación con inteligencia extraterrestre (CETI) en el Observatorio Byurakan en Armenia. También en 1964 Kardashev propuso una escala que ahora lleva su nombre, que se utiliza para clasificar las civilizaciones extraterrestres en términos de su uso de energía.

En 1971 junto con otros astrónomos soviéticos y el estadounidense Carl Sagan, Kardashev organizó una conferencia soviético-estadounidense sobre CETI, también celebrada en el Observatorio Byurakan. Kardashev se convirtió en miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de la entonces URSS en 1976, y en 1994 se convirtió en miembro de pleno derecho de la Academia de Ciencias de Rusia. Una década después recibió el Premio Demidov por su trabajo en astrofísica.

Su escala supone su mayor legado, al menos a ojos de la mayoría. En ella, propuso tres tipos de civilizaciones. La tipo I sería una civilización con un nivel tecnológico similar al obtenido en la actualidad en la Tierra, con un consumo de energía, aproximadamente, equivalente a la cantidad de energía que recibimos del Sol (toda la superficie de la Tierra). En realidad, en esta escala, nosotros no habríamos llegado todavía al Tipo I.

Tipo II: Una civilización con un nivel tecnológico capaz de controlar la energía radiada por su propia estrella (por ejemplo, con una esfera de Dyson, de la que hablaré más adelante). El uso de energía de una civilización así sería comparable a la luminosidad del Sol.

Tipo III: Una civilización con un nivel tecnológico que le permite estar en posesión de la energía a nivel galáctico. Una civilización así tendría acceso a una potencia comparable a la luminosidad de toda la Vía Láctea.

Con todas sus particularidades y variables posibles, se sigue debatiendo sobre la posible existencia de vida a estos niveles, mientras nuestra propia especie corre el serio peligro de ni siquiera llegar al primer tipo. Seguimos debatiendo si el calentamiento global es o no un fenómeno acelerado y ocasionado por la acción humana, mientras las temperaturas medias no paran de subir y se multiplican las catástrofes naturales o se derriten los polos. Kardashev quizá soñó con una humanidad que aprovechaba su potencial y se expandía por el Universo, pero esa visión es cada vez más utópica.

http://meti.org/espanol/blog/nikolai-kardashev-1932-2019

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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