Aunque el arte rupestre paleolítico es muy conocido por sus elegantes caballos o sus huellas de manos humanas, hay miles de marcas abstractas o no figurativas que los investigadores han comenzado a estudiar en las últimas décadas. En un estudio publicado este 5 de enero en el Cambridge Archaeology Journal, un equipo de académicos sugiere que estos puntos y líneas aparentemente abstractos, colocados cerca de imágenes de animales, en realidad representan un sistema de escritura sofisticado que explica la comprensión de los primeros humanos sobre las temporadas de apareamiento y parto de algunas especies locales. Otros investigadores, sin embargo, no están convencidos de esas interpretaciones.
Melanie Chang, una paleoantropóloga de la Universidad Estatal de Portland que no participó en el estudio, dijo a LiveScience en un correo electrónico que está de acuerdo con la evaluación de los investigadores cuando estos afirman que “las personas del Paleolítico Superior tenían la capacidad cognitiva para escribir y mantener registros del tiempo“. Sin embargo, advirtió que las “hipótesis de los investigadores no están bien respaldadas por sus resultados, y tampoco abordan interpretaciones alternativas de las marcas que analizaron“.
Los primeros humanos en Europa eran cazadores-recolectores que comían mucha carne de especies como caballos, ciervos y bisontes. Cuando esos animales se reunían estacionalmente en manadas, habrían sido vulnerables a la matanza por parte de los humanos.
“Se deduce que el conocimiento del momento de las migraciones, el apareamiento y el nacimiento sería una preocupación central para el comportamiento del Paleolítico Superior“, dijo el primer autor del estudio, Bennett Bacon.
Al observar el número total de marcas, ya sean puntos o líneas, encontradas en secuencias en cientos de cuevas, los investigadores descubrieron que ninguna de las series contenía más de 13 marcas, de acuerdo con los 13 meses lunares de cada año.
“Presumimos que las secuencias transmiten información sobre sus taxones animales asociados en unidades de meses“, escribieron, y señalaron que la primavera, “con sus señales obvias del final del invierno y las correspondientes migraciones de fauna a las zonas de reproducción, habría proporcionado un obvio punto de origen del calendario lunar“.
El análisis estadístico de los investigadores de más de 800 secuencias de marcas asociadas con animales respalda su idea: encontraron fuertes correlaciones entre la cantidad de marcas y los meses lunares en los que se sabe que el animal específico se aparea.
Yendo un paso más allá, Bacon y sus colegas se centraron en un signo en forma de “Y” que creen que se refiere a un evento particular en el ciclo de vida de un animal. Un análisis estadístico similar respalda su conclusión de que la ubicación del signo en forma de “Y” dentro de una serie de marcas señala la temporada de nacimiento de una especie animal.
“La capacidad de asignar signos abstractos a los fenómenos del mundo para registrar eventos pasados y predecir eventos futuros, fue un logro intelectual profundo“.
April Nowell, arqueóloga paleolítica de la Universidad de Victoria en Canadá que no participó en este estudio, dijo a LiveScience por correo electrónico que “cualquier estudio que explore signos no figurativos con más detalle es bienvenido, pero creo que hay una serie de suposiciones y hechos aquí que aun no han sido probados“.
Nowell cuestionó el signo “Y,” en particular. “La mayoría de los animales considerados en este estudio son cuadrúpedos, y los humanos normalmente se ponen en cuclillas para dar a luz“, dijo. “Si se supone que este signo es representativo del proceso de nacimiento, no es algo obvio para mí“.
El coautor del estudio, Robert Kentridge, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham, dijo a LiveScience en un correo electrónico que uno de los puntos fuertes de su estudio es que “han probado formalmente las hipótesis de Ben [Bacon] sobre el significado de la posición del signo “Y” en secuencias de marcas y la longitud de las secuencias de puntos y líneas y mostró que estos transmiten un significado. Un significado que sería importante en la vida de los cazadores paleolíticos“.
Al resumir sus conclusiones, Bacon y sus colegas escribieron que han “propuesto la existencia de un sistema de notación asociado con un sujeto animal inequívoco relacionado con eventos biológicamente significativos” y que esto les permite “por primera vez comprender un sistema de notación paleolítico en su forma original“.
Hace una década, Nowell y la entonces estudiante graduada Genevieve von Petzinger crearon una base de datos de docenas de signos y motivos repetitivos de más de 200 cuevas del sur de Francia y España. La tesis de von Petzinger recogía 32 signos recurrentes diferentes, pero según Nowell, “los autores han optado por estudiar tres de ellos en un contexto muy específico”.
“Parecía sensato centrarse primero en las marcas más comunes asociadas con las imágenes figurativas“, dijo Paul Pettitt, cuautor del estudio y profesor de arqueología en la Universidad de Durham. “Los puntos y líneas simples son los más comunes. De los signos más elaborados, el signo “Y” es el más común“.
Los investigadores planean ampliar su trabajo. “Estamos analizando otros signos“, dijo Bacon a LiveScience en un correo electrónico. “En lugar de buscar el significado de los signos individuales, lo que estamos buscando son las bases lingüísticas y cognitivas que sustentan el sistema de escritura”.
Nowell estuvo de acuerdo con los autores del estudio en que los símbolos probablemente no se eligieron al azar y que es posible que las líneas y los puntos representen números. Incluso si los autores tienen razón, señaló, eso deja el 90% de los signos sin ningún significado conocido.
https://www.livescience.com/ice-age-cave-art-proto-writing-claim