La investigación del equipo se presentó en una reunión de la American Chemical Society. Desde 1939 hasta 1945, los nazis tuvieron su propio programa nuclear. Había dos grupos de investigación nazis, uno dirigido por Werner Heisenberg y otro dirigido por Kurt Diebner, que diseñaron y construyeron reactores nucleares con la esperanza de fabricar una bomba atómica. Después de la guerra, muchos de los cubos se enviaron a Estados Unidos, donde se difundieron en universidades y en propiedad privada, a través de canales formales e informales.
Por lo general, los cubos carecen de un historial de procedencia sólido. Es decir, que no se hacía un seguimiento de cada mano por la que pasaban y cuándo. El equipo actual sospecha que alguna vez hubo entre 1.000 y 1.200 de los cubos en los reactores nazis, pero hoy se conocen aproximadamente solo 12. Ahora, el equipo quiere averiguar el origen de un cubo en el estado de Washington, así como algunos otros.
“No sabemos con certeza si los cubos son del programa alemán, así que primero queremos determinar eso. Después, queremos comparar los diferentes cubos para ver si podemos clasificarlos de acuerdo con el grupo de investigación particular que los creó”, dijo Jon Schwantes, el investigador principal del proyecto, en un comunicado de la American Chemical Society.
El trabajo de los científicos alemanes se centró en la fisión nuclear. El grupo de Heisenberg esperaba poder incitar a un montón de uranio sumergido en agua pesada para crear plutonio para usar en una bomba atómica. Los cubos del reactor nazi, que tenían aproximadamente cinco centímetros de cada lado, se colgaron de cables en una estructura tridimensional debajo del agua. Finalmente, el diseño falló.
En 1945, las fuerzas británicas y estadounidenses confiscaron algunos de los cubos de uranio de los experimentos alemanes y enviaron más de 600 a los Estados Unidos. Desde entonces, parte del uranio se ha desvanecido. Otros cubos, como el de Washington, tienen una procedencia dudosa. El de la Universidad de Maryland llegó con una nota intrigante, como informaron en 2019 los colaboradores del proyecto actual.
La nota simplemente decía: “Tomado del reactor que Hitler intentó construir. Obsequio de Ninninger”.
Nininger (su nombre está mal escrito en la nota) era un gerente interino de un sitio del Proyecto Manhattan en Murray Hill, Manhattan, y le dio un cubo que probablemente adquirió en el trabajo a un amigo, quien se lo dio a otro amigo, quien se lo regaló a actual colaborador del proyecto Timothy Koeth por su cumpleaños.
El equipo de investigación está utilizando radiocronometría, que mide los materiales radiactivos y el material en el que se descomponen, para determinar la edad de tres cubos. Dado que los cubos de uranio se han estado descomponiendo desde que se fundieron, ahora contienen cantidades de torio y protactinio.
Brittany Robertson, química del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico y colaboradora de la investigación, está aplicando un método radiocronométrico que podrá identificar cada elemento en un cubo y su concentración relativa, lo que puede indicar a los investigadores cuándo se hizo el cubo. Además de eso, las impurezas en el cubo podrían dejar rastros de otros elementos raro de tierra, lo que puede indicar dónde se extrajo el uranio original.
La radiocronometría funciona en líneas de tiempo cortas, lo que permite a los investigadores comprender cómo eran los cubos en la década de 1940. No están seguros de si algunos de los cubos pertenecían al laboratorio de Heisenberg o al de Diebner (o a ninguno, aunque eso parece poco probable). Si bien rastrear el origen del cubo hasta su laboratorio es un “objetivo exagerado”, dijo Schwantes, el equipo debería poder al menos confirmar que los cubos son de origen nazi, algo que asumen que es cierto pero que hasta ahora carecían de los medios para verificarlo.
https://physicstoday.scitation.org/doi/10.1063/PT.3.4202