Este potencial descubrimiento no solo demuestra que la práctica de enterrar a los muertos es mucho más antigua de lo que creíamos, sino que también podría replantear el origen de los comportamientos complejos, algo de lo que sólo creíamos capaces a homínidos con cerebros mucho más grandes. Imagen: Berger et al., 2023.
Las pruebas de este hallazgo han sido encontradas en el extenso sistema de cuevas Rising Star, que se encuentra cerca de la ciudad sudafricana de Johannesburgo. Un equipo de investigadores, dirigidos por el paleoantropólogo Lee Berger, descubrió varios especímenes de Homo naledi enterrados en el complejo de cuevas a unos 30 metros de profundidad.
“Estos son los entierros más antiguos registrados hasta ahora en el registro de homínidos, y aventajan en al menos 100.000 años a las primeras evidencias de entierros del Homo sapiens”, escribían los investigadores en una serie de artículos que se publicarán próximamente en eLife.
Los Homo naledi, que vivieron durante la Edad de Piedra, tenían unos dientes parecidos a los de los humanos, un cuerpo pensado para trepar a los árboles, medían aproximadamente un metro y medio de altura y poseían un cerebro de aproximadamente un tercio del tamaño del nuestro.
En las cuevas Rising Star los investigadores encontraron una serie de agujeros que parecían haber sido excavados deliberadamente para introducir los cuerpos y posteriormente rellenarlos. En el interior de esos agujeros encontraron a un total de cinco individuos, mientras que en las paredes cercanas a los agujeros también encontraron formas geométricas que habían sido grabadas sobre la roca.
“Estos descubrimientos muestran que las prácticas mortuorias no se limitaron al H. sapiens u otros homínidos con cerebros de gran tamaño”, afirmaban los investigadores.