En las las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos detonó 67 bombas nucleares en o cerca de las Islas Marshall. Tras las detonaciones pasaron a usar las mismas islas para probar armas biológicas, y finalmente decidieron que era el momento de “tapar” las vergüenzas, o dicho de otra forma, de sepultar unos desechos radioactivos capaces de llenar varias decenas de piscinas con un contenido que llevaba cantidades letales de plutonio.
Ahora, y como cuenta en un extenso reportaje Los Angeles Times, esa “tumba” se está abriendo debido al aumento del nivel del mar y las temperaturas causadas por el cambio climático. Si finalmente sucede semejante evento, los desechos nucleares llegarían al Océano Pacífico.
En un artículo paralelo a la investigación del Times, Vice informa que los defectos de nacimiento en las islas son tan impactantes que hay varias frases para describir a los afectados, incluidos “demonios, medusas y bebés uva”.
Después de reubicar a muchos de los habitantes (y de instalar la Tumba), Estados Unidos siempre se ha mostrado, al menos de cara al público, como alguien que en gran medida ha saldado la deuda con esta gente, y que ahora el problema es de las Islas. Al hablar con el Times, la presidenta de la República (Hilda Heine) cuestiona dicho punto de vista:
«Me pregunto, ¿cómo puede ser que La Tumba se nuestra? No la queremos. No la construimos. La basura que hay dentro no es nuestra. Es de ellos.»
De cara a la opinión pública, Estados Unidos ha mostrado otra versión. En 2001, un órgano rector independiente llamado The Nuclear Claims Tribunal otorgó a las Islas 2.300 millones de dólares de las arcas de Estados Unidos. La realidad es que actualmente solo se han pagado cuatro millones. A principios de este año, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Columbia demostró que las regiones alrededor de las Islas Marshall incluso superan a Chernobyl cuando se trata de radiación.
Para rebajar algo la crisis, el investigador del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, Terry Hamilton, también experto del Departamento de Energía en las Islas Marshall, le dijo al Times que no creía que el área donde se encuentra la Tumba sea un problema en estos momentos.
«Bajo las condiciones de vida existentes, no existe una base radiológica por la cual yo o cualquier otra persona debería preocuparse por vivir en el Atolón Enewetak», dijo.
En cualquier caso, las cifras de la investigación del diario parecen claras. Las Islas Marshall han visto aumentar su nivel del mar un promedio de casi un centímetro por año desde 1993. Para el año 2100, los expertos creen que las Islas y, por tanto, la Tumba, deberían sumergirse en el agua.
https://www.vice.com/en_us/article/3kxmav/climate-change-is-breaking-open-americas-nuclear-tomb
https://www.latimes.com/projects/marshall-islands-nuclear-testing-sea-level-rise/