Un equipo de arqueólogos ha desenterrado en Israel los restos humanos de tres individuos en lo que se cree es el antiguo asentamiento de la ciudad bíblica de Guézer, casi 3.200 años después de su catastrófica destrucción por parte de los antiguos egipcios. Las excavaciones realizadas en el asentamiento de la ciudad bíblica de Guézer han revelado pruebas suficientes como para verificar las especulaciones de los historiadores según las cuales el faraón Merneptah atacó y finalmente destruyó Guézer en el siglo XIII a. C. “La terrible destrucción sugiere que el faraón egipcio encontró mucha resistencia por parte de los Guezeritas,” comenta en Haaretz el Dr. Steven Ortiz, del Instituto Tandy para la Arqueología del Seminario Teológico Baptista del Sudoeste, quien además está dirigiendo las excavaciones junto con el Dr. Sam Wolff de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Guézer es una ciudad bíblica estratégicamente situada entre Egipto y Mesopotamia, asociada a Josué y Salomón. Se han estado realizando excavaciones en el asentamiento desde el año 1900, y está considerado el yacimiento más excavado en torno a Jerusalén. Durante unas excavaciones realizadas en el 2013, un equipo de arqueólogos descubrió un nuevo estrato perteneciente a una ciudad presalomónica de finales de la Edad del Bronce.
Según los arqueólogos que estaban excavando el asentamiento, la ciudad oculta recientemente descubierta fue con toda probabilidad destruida por los egipcios en la época de la Dinastía XVIII. Se encontraron además objetos diversos, como piezas cerámicas, sellos y un escarabeo con el cartucho de Amenhotep III, elementos que confirmarían la existencia de aquella ciudad desconocida.
Sobre los cimientos de aquella antigua ciudad fue construida más tarde Guézer por los cananeos. Según las referencias bíblicas, Guézer fue conquistada por Egipto y posteriormente donada al rey Salomón como regalo de bodas, cuando en una astuta jugada política el rey de Israel se casó con la hija del faraón. Salomón fortificó concienzudamente la ciudad con murallas en torno a su perímetro, de forma similar a como había hecho con el resto de ciudades importantes de su reino.
Durante la décima temporada de excavaciones en el yacimiento, los arqueólogos descubrieron en las ruinas de un gran edificio los restos humanos de tres individuos: dos adultos y un niño o niña, con pendientes este último. Los vestigios de la destrucción hallados en el interior de la estructura demuestran que el fuego fue tan catastrófico que el techo de una de las estancias se hundió, sepultando al adulto y al niño bajo una capa de cenizas de un metro de espesor. El cuerpo del individuo adulto se había quemado hasta tal punto que los arqueólogos no pudieron determinar su sexo por los huesos de la pelvis o el torso.
“El adulto estaba tendido sobre su espalda con los brazos por encima de su cabeza. El niño o niña, que llevaba pendientes, estaba cerca del adulto, a su izquierda. La antigua habitación estaba llena de cenizas y muros de ladrillo derrumbados. Solo podemos conjeturar qué estarían haciendo en el edificio la víspera de la destrucción. ¿Se estaban escondiendo? ¿Huían de los soldados egipcios? ¿Volvieron al edificio para poner a salvo objetos valiosos?”, comentaba el Dr. Ortiz en declaraciones recogidas por Haaretz .
Finalmente, entre las joyas egipcias encontradas por los arqueólogos había un amuleto delo siglo XIII a. C. con los nombres reales oficiales de los faraones egipcios Tutmosis III y Ramsés II, además de diversos escarabeos y sellos cilíndricos. El Proyecto Tel Gezer vivió su última temporada de trabajos de campo el pasado mes de junio, y pasará ahora a la fase de investigación y publicación, como ha apuntado Ortiz en Haaretz : “Todos los objetos y restos han sido trasladados a nuestro laboratorio de Jerusalén. Estamos expectantes ante los análisis posteriores a las excavaciones y la obtención de resultados por parte del equipo de expertos.”