Insect Allies: ¿proyecto agrícola o militar?

Posible funcionamiento del proyecto, dependiendo de su uso agrícola o militar. Fuente: El País.

Las repercusiones de este proyecto lo han llevado a ser noticia incluso en televisión, aunque parece que ha pasado bastante por alto. No ha ocurrido lo mismo en la prensa escrita, donde se le han dedicado bastantes páginas. ¿Pero qué esconde Insect Allies? La rápida reacción del gobierno estadounidense, negando toda implicación negativa de los estudios, no han hecho más que avivar los rumores.

Las últimas décadas han servido para poner a prueba la capacidad humana para reinventarse y afrontar retos que a priori eran enormes. Uno de los más importantes tiene que ver con encontrar el sustento básico para mantener a miles de millones de personas. Durante las décadas de los sesenta y setenta, hubo expertos que vaticinaban – quizá de forma bastante catastrofista – que no habría alimentos suficientes para dar de comer a más de 3.000 ó 4.000 millones de personas. Pero la llamada “revolución verde” contrarrestó la revolución demográfica, llevando sus avances en producción agrícola a muchos rincones del mundo. Este movimiento comenzó en Estados Unidos, logrando que los plaguicidas, fertilizantes y riegos incrementaran se convirtieran en herramientas mucho más exitosas y de uso común.

También es cierto que sigue habiendo millones de personas que siguen encontrando serias dificultades para lograr tener acceso a estos alimentos. Países enteros, muchos de ellos sumidos en guerras eternas, son víctimas de esta escasez. Pero no se puede negar que las bondades de la “revolución verde” ha contribuido para que actualmente haya 7.600 millones de personas en el globo. Un cifra que podría incrementarse en mil millones más antes de alcanzar el año 2030. Un desafío que obliga a los científicos a seguir ideando formas de mejorar los cultivos. Y es aquí donde entra Proyect Insect Allies. O, al menos, su fundamento teórico.

Conociendo el proyecto

Detrás de este nombre que a muchos sigue sin sonarle a nada, se encuentra nada más y nada menos que DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, adscrita al Departamento de Defensa de EE.UU. ¿Cuál es el objetivo “oficial” del proyecto? Según dice la propia agencia: «proteger el suministro de alimentos del país de amenazas como sequía, enfermedades y bioterrorismo, usando insectos para infectar las plantas con virus que las protejan de esos peligros». Es decir, usar insectos para alterar los genes de las plantas que proporcionan alimentos.

¿De dónde proviene el proyecto? Deriva directamente de cuatro trabajos distintos de diferentes grupos científicos de EE.UU., que investigan con virus modificados genéticamente, destinados a alterar a su vez el ADN de los cultivos. El primer paso sería modificar diversas especies de insectos, de la rama de los áfidos, que se alimentan de la sabia de las plantas. Las cuatro investigaciones se dieron a conocer a finales de 2017, y todas tienen un elemento en común: un virus o bacteria, un insecto y una planta. Y DARPA se jacta de las bondades de los avances que se están consiguiendo.

Si hacen una rápida búsqueda de los cuatro trabajos que han derivado en el que nos ocupa, encontrarán rápidamente los lugares donde se están llevando a cabo. Uno está siendo desarrollado en Penn State. Otro en el Instituto Boyce Thompson, ubicado en la Cornell University de Nueva York y que lanzó el Proyecto VIPER, que tiene como base los cicadélidos en el cultivo del maíz – el cultivo más extendido en EE.UU. –. El tercero en la Universidad Estatal de Ohio y el cuarto está liderado por Jeffrey Barrick, biólogo molecular de la Universidad de Texas, en Austin. Este último es el único que no usa virus para modificar las plantas, sino una bacteria huésped de un pulgón que ataca las judías.

«Ahora, un agricultor no puede hacer mucho para salvar su cosecha si las previsiones meteorológicas predicen una fuerte sequía para el próximo mes», decía el líder del proyecto de Penn State, Wayne Curtis, tras ser uno de los seleccionados por DARPA. «Aunque podamos desarrollar una variedad de la planta que aguante un tipo de estrés, la naturaleza de las nuevas enfermedades y plagas amenaza con superar las mejoras proporcionadas por la reproducción tradicional y las modificaciones genéticas. Buscamos desarrollar una tecnología que dé una respuesta rápida que permita la distribución de genes que protejan las plantas cuando lo necesiten, ya plantadas», añadía.

El director de Insect Allies, el entomólogo Blake Bextine, defiende su programa del resto de las críticas recordando con qué objetivo se creó: «DARPA creó Insect Allies para ofrecer nuevas capacidades para proteger EE.UU., en particular la de responder rápidamente a amenazas al suministro de alimentos», afirma.

Hasta nuestros días, las variedades vegetales mejoradas necesitan años para desarrollarse para luego ser añadida a las campañas futuras. Pero los trabajos que han derivado en Insect Allies hacen uso de la edición genética CRISPR para modificar el gen vegetal usando virus. Lo que sigue sin conocerse a ciencia cierta es cómo se ha manipulado a los insectos.

Alimentos, enfermedades, bioterrorismo y el ejército. Una combinación que ha hecho saltar todas las alarmas, y quizá con razón. Una tecnología tan poderosa como la desarrollada a partir de la “revolución verde”, unida con la modificación genética, y además en manos del Departamento de Defensa… A priori no es extraño que haya quienes sospechen, como así ha ocurrido.

La polémica: ¿un proyecto militar?

Diagrama con el funcionamiento del método CRISPR. Fuente: Creative Commons.

La edición impresa de la revista Science del 5 de octubre contenía un artículo en el que cinco científicos de Alemania y Francia se preguntaban si proyectos como Insect Allies son iniciativas de mejora agrícola o militares. En este caso concreto, de desarrollo de armas biológicas. El profesor Guy Reeves, del Instituto de Biología Max Planck en Plön (Alemania) es quien encabeza este artículo, que provocó rápidas reacciones del gobierno estadounidense y de la propia DARPA, que ni siquiera esperó a que saliera a la luz la versión impresa de la revista, sino que el día anterior lanzó una nota aclaratoria, coincidiendo con la publicación de la versión electrónica.

El propio Instituto Max Plack respondió el día 4, con un artículo web con sugerentes títulos y subtítulos: “¿Un paso hacia la lucha biológica con insectos? Un proyecto de una agencia de investigación del Departamento de Defensa de Estados Unidos podría ser fácilmente utilizado para desarrollar armas biológicas”. La polémica estaba servida, ya que se insinuaba que DARPA podría usar esta tecnología como arma biológica, algo que viendo el funcionamiento del sistema no parece tan descabellado. El Departamento de Estado estadounidense insiste en que los fines de Insect Allies son pacíficos y el Departamento de Agricultura señala que los trabajos se llevan a cabo en laboratorios de alta seguridad biológica.

«Están hablando de un lanzamiento masivo de agentes para la modificación genética de las plantas por medio de insectos», dijo Gregory Kaebnick, experto del Instituto de Estudios Bioéticos del Centro Hastings, en Harrison, Nueva York, experto en modificación genética vegetal. Kaebnick no fue parte del artículo en la revista Science, pero conoce a fondo el polémico proyecto de Defensa. Desde su punto de vista, la tecnología desarrollada en estos trabajos puede ser “destructiva”, derivando en plagas de estos insectos y virus si llegan al medio natural. Tampoco sería raro que hubiera implicaciones militares. Tampoco hace falta ir muy hacia atrás en el tiempo para encontrar ejemplos de usos destructivos de nuevos avances. Las bondades de la revolución verde sirvieron también para atacar los cultivos de los vietnamitas en la Guerra de Vietnam.

¿Proyect Insect Allies tendría repercusiones en ambos ámbitos? Viendo las repercusiones que está teniendo, no parece probable que se haga uso militar de esta tecnología a corto plazo. Habrá que esperar unos años para que aparezcan indicios, que primero serán etiquetados como paranoias conspiratorias, algo que ha ocurrido en muchas ocasiones, como con todo lo concerniente a MK Ultra, una suerte de leyenda urbana extrema que escondía bastantes componentes que resultaron ser ciertos. El propio Instituto Max Plack ha dado la voz de alarma.

«Insect Allies tiene poco que ver con la genética dirigida ya que propone usar insectos para transmitir mutaciones a los cultivos, no a los miembros de su misma especie», recuerda Derek Caetano-Anollés, biólogo en el Instituto y uno de los firmantes, que aboga por desmantelar el proyecto antes de que salga adelante y pueda ser usado en al guerra biológica, matando cultivos o echando a perder semillas. Una guerra basada en la hambruna, una nueva variante de una estrategia que lleva usándose mucho tiempo. Aunque el riesgo más señalado por Caetano-Anollés es la proliferación de programas basados en este trabajo.

«En el peor de los casos, esto ya puede estar pasando y EE.UU. ya puede haber abierto la caja de Pandora que cambiará la guerra para siempre sin que importe ya si el programa de DARPA acaba funcionando o no».

La búsqueda de virus desconocidos, el último peldaño a tener en cuenta

La edición genética CRISPR posee unas implicaciones increíbles en el ámbito médico, pero este uso agrícola – o militar – era uno de los campos donde los investigadores prometían avances inimaginables hace unos años. La novedad ha sido el uso de virus, muchos de ellos aun desconocidos. Una búsqueda de patógenos que está a la orden del día, tal como demuestra el lanzamiento del conocido como Gloval Virome Proyect (Proyecto Virus Global), que planea invertir más de 1.200 millones de dólares para identificar más de un millón de microorganismos desconocidos a lo largo y ancho del mundo durante la próxima década.

Precisamente, este proyecto proviene también de EE.UU., a través de la USAID, Agencia para el Desarrollo Internacional, unida a la ONG EcoHealth Alliance. Su objetivo es identificar todos los patógenos existentes, más allá de los 263 que actualmente han sido identificados como capaces de infectar a nuestra especie. Se trata de una forma de prepararnos ante la próxima gran pandemia global, que es más una certeza que una especulación. De hecho, la gran mayoría de expertos aseguran que es solo cuestión de tiempo, y de adivinar dónde comenzará.

Los impulsores de Gloval Virome Proyect lo comparan con el Proyecto Genoma Humano, en cuanto a su importancia en la futura medicina personalizada, una utopía cada vez más real, en la que los tratamientos personalizados para cada mal se podrían combatir de manera rápida y eficaz. Entre sus usos entraría el propio descubrimiento de patógenos, la creación de modelos preventivos y el diseño estratégico para el control de brotes, incluyendo hallazgos inesperados como “virus que provoquen tumores o problemas mentales hasta ahora mal entendidos”.

¿Cuántos virus han logrado detectarse? Sólo 4.500, pero se cree que existen 300 veces más. O sea, 1.350.000 tipos de virus diferentes. Amenazas invisibles que pueden provenir del medio ambiente o del mundo animal, y que hasta ahora son unas absolutas desconocidas, a pesar de toda nuestra tecnología médica y biológica.

Si Insect Allies ha generado tanta polémica, ¿imagináis lo que provocarán los futuros avances dentro del Gloval Virome Proyect? Mucho se ha hablado se experimentos con animales o de virus propagados por gobiernos, como el famoso bulo en torno al SIDA. Y todo ello en una época en la que la manipulación genética seguía en pañales. Ahora, con el extraordinario boom que está viviendo la genética, el uso indebido de hallazgos como los que plantean estos proyectos suponen un desafío para la comunidad internacional, tan dada a la hipocresía y a hacer la vista gorda ante trabajos que, no lo olvidemos, no buscan la paz ni la estabilidad del mundo, sino la obtención de riquezas y de recursos. La clave del asunto reside en la responsabilidad de todos los organismos implicados en todo el mundo. Aunque, visto lo visto, los antecedentes no son nada halagüeños. ¿Qué mejor forma que propagar un virus infeccioso a través de insectos u otros seres vivos?

Fuentes:

https://www.washingtonpost.com/science/2018/10/04/pentagon-is-studying-an-insect-army-defend-crops-critics-fear-bioweapon/?utm_term=.a656fe154a42

https://motherboard.vice.com/en_us/article/598kq5/scientists-fear-darpas-insects-allies-will-attack-global-food-supply-with-viruses

https://www.independent.co.uk/news/science/us-military-plan-biological-weapons-insect-allies-virus-crop-darpa-a8568996.html

https://www.darpa.mil/program/insect-allies

https://www.planetaryhealthnow.org/now/2018/8/29/virus-hunting-with-the-global-virome-project

http://www.globalviromeproject.org

https://www.sciencemag.org/news/2018/10/crop-protecting-insects-could-be-turned-bioweapons-critics-warn

https://khn.org/morning-breakout/pentagons-insect-allies-designed-to-protect-food-supply-could-be-construed-as-biological-weapons-critics-say/

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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