Trabajadores que pavimentaban una carretera rural en Japón se toparon con una tumba subterránea de 1.500 años de antigüedad que contenía un gran ataúd de piedra, restos humanos y, lo más sorprendente, una armadura en gran estado de conservación. Los restos probablemente pertenecen a un líder local, en tanto que la armadura, conocida como tanko, se cree que fue un regalo de la corte imperial de Yamato (actual prefectura de Nara), en agradecimiento a la cooperación que esa persona les ofreció, explicó la junta educativa de Shibushi.
Tatsuya Hashimoto, profesor de arqueología en el Museo de la Universidad de Kagoshima, explica que la tumba «probablemente fue construida para un líder local poderoso que estaba directamente conectado con la corte imperial de Yamato».
La tumba data del período Kofun, desde finales del siglo III al VII, y es una de las tumbas subterráneas más grandes encontradas en la región de Osumi con 2,6 metros de largo, 1,8 de ancho y 1,6 metros de altura, en tanto que la cámara funeraria mide 2,6 metros de largo y 1,9 de ancho. Los restos óseos encontrados pertenecen a un hombre adulto de 1,70 de altura, y se encontraron además una espada, su vaina y otra gran cantidad de objetos.