Hallan huesos momificados en el interior de seis ataúdes del Antiguo Egipto sellados durante 1.500 años

Esto es lo que ha ocurrido recientemente cuando los científicos del Museo Británico se pusieron a estudiar el contenido de una serie de seis ataúdes de cobre del Antiguo Egipto que han estado sellados durante más de 1.500 años. No los podían abrir de forma ordinaria, pero había otra fórmula “digital”. Imagen: The Trustees of the British Museum and O’Flynn et al.

El equipo llevó a cabo la técnica de tomografía de neutrones, la cual recopila información sobre la estructura dentro de un objeto al determinar cómo lo atraviesa un haz de neutrones.

Cuentan en su trabajo que tres de esos ataúdes, rematados con figuras de lagartos y anguilas, datan de entre 500 y 300 a. C. y se descubrieron por primera vez en la antigua ciudad egipcia de Naukratis. Un cuarto ataúd, coronado por una figura de lagarto, data de entre 664 y 332 a. C. y fue descubierto en la antigua ciudad de Tell el-Yehudiyeh. Los dos ataúdes restantes estaban decorados con la figura de una extraña criatura que es mitad anguila, mitad cobra con cabeza humana. Este par data de entre 650 y 250 a. C., aunque se desconoce su origen.

En uno de los ataúdes estaba el cráneo intacto de un animal que parece haber pertenecido a una especie de lagartija de pared (Mesalina) endémica del norte de África. Dos ataúdes contenían huesos triturados que se rompieron en fragmentos, y que se sospecha que también eran lagartijas, mientras que los tres restantes parecían estar vacíos. Además, tal y como apuntan, tres de los ataúdes también contenían evidencia de lino, el cual se usaba normalmente en la momificación del Antiguo Egipto.

Al parecer, tres de los ataúdes contenían rastros de plomo. La razón, muy probablemente, fue para ayudar con la distribución del peso, o quizás porque esta cultura consideraba que el plomo era algún tipo de material “mágico”.

Los historiadores explican que por aquel entonces se le daba una gran importancia cultural y probablemente espiritual a los animales, bien como ofrendas a los dioses, bien porque se veían como encarnaciones vivas de los mismos dioses y porque se les simplemente se les adoraba directamente.

https://www.nature.com/articles/s41598-023-30468-4

Acerca de Félix Ruiz

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