Grimcutty: un meme y una reflexión sobre las profecías autocumplidas

Este tramo final de 2022 está trayendo muchos proyectos relacionados con el cine de terror que están entusiasmando a crítica y público. Ya sea en grandes salas o en el salón de casa, cintas como Smile (Parker Finn) o Barbarian (Zach Cregger) dan muestra de que el género está muy vivo y sigue adaptándose a los nuevos tiempos. Entre toda esta maraña de nuevos productos, Disney+ estrenó el día 10 de este mes de octubre la cinta Grimcutty, de John William Ross. Una película que intenta dar un giro novedoso al subgénero de las Creepypastas y los memes virales con un toque sobrenatural, pero que se queda a medio camino entre la crítica social y el terror. Una idea bien concebida, al menos de inicio, pero torpemente ejecutada. Hasta ahí la pequeña apreciación personal sobre Grimcutty. Aunque sí se advierte que este texto contiene spoilers de la trama, así que si alguien está interesado en leer hasta el final, ha de saber que se guardará nada, por lo que se recomienda ver la película para tener una visión más completa de la cuestión.

Sin embargo, sí que es posible hacer un ejercicio un poco más amplio en cuanto a las influencias del director y guionista en cuanto al desarrollo de la trama, como también sobre las bases sobre las que se asienta. No se ha de olvidar que la sociedad está inmersa en un debate más o menos extendido sobre el buen uso de Internet en general y las redes sociales en particular por parte de grandes capas de población, siendo los menores de edad y jóvenes adultos el foco principal de la cuestión. Sin olvidar, claro está, a las propias empresas que proporcionan y gestionan estos servicios.

El cineasta John William Ross se ha estado haciendo un nombre en la escena del terror independiente durante las últimas dos décadas. Su primer largometraje, Freaky Faron, se estrenó en 2006, pero comenzó a ganar más atención en los últimos años con su trabajo en cortometrajes, sobre todo The Thing in the Apartment y su secuela para Crypt TV. En una entrevista recientemente concedida a Mike Celestino en Laughing Place1., Ross fue muy claro en cuanto a la inspiración principal para Grimcutty: el ‘Momo Challenge’. Y la verdad es que ha sido bastante honesto, porque ambos memes virales se parecen bastante.

Hacia mediados de 2018 saltó a primera plana un reto viral que creció exponencialmente y acabó con alguna víctima y muchísimos rumores sobre la incitación hacia los jóvenes de cometer actos peligrosos, autolesionarse e incluso suicidarse. ¿Cómo era aquello del vídeo de Momo? El primer paso era agregar el contacto. Una vez conseguido, un mensaje acompañaba a la macabra imagen (“人々は私をLと呼びます”, que significaba “La gente me llama L”). A partir de ese momento comenzaba la verdadera experiencia, una vez abierto un chat de Whatsapp comenzaba un intercambio de mensajes con el “ente”. Este “ente” detrás del número era capaz de hablar en varios idiomas y entablar una conversación. Varios internautas decidieron escribirle para probar su suerte pero lo que se encontraron no fue nada agradable. El vídeo seguía hasta que se revelaba que todo era una broma, pero mucha gente no llegaba hasta ese punto. Eso, unido a que más de un lumbreras decidió llevar todo esto más allá, convirtió el ‘Momo Challenge’ en algo a tener en cuenta. Es fácil rastrear el origen de aquella imagen del ser bautizado como Momo. Fue creado en 2016 por Keisuko Aiso, con el nombre de Madre Pájaro. Exhibida en Ginza, en algún momento pasó a ser una suerte de monstruo viral, detalle que se pasó por alto hasta meses después de su difusión.

Ross revela en la entrevista que en aquel entonces estaba buscando ideas y vio noticieros locales donde se hablaba de aquel reto, y le llamó la atención el alarmismo que se montó rápidamente. En sus propias palabras:

[…]Pero creo que lo que me llamó la atención fue la desconexión entre lo que los padres pensaban que era y lo que los niños pensaban que era.

No dijo esto al azar, desde luego. Eso queda perfectamente reflejado en Grimcutty. De hecho, es su leitmotiv. No se trata de una película de terror, sino más bien de una comedia negra sobre la lucha de los padres por comprender la tecnología y a sus hijos, una combinación explosiva a ojos de los primeros en algunos casos. Es un ejercicio sobre la enfermedad mental y la ansiedad en la era de Instagram y TikTok. Creo que Sebastián Valle da en la clave cuando señala que:

La relación entre los jóvenes y la tecnología comienza a ser una parte integral de historias que combinan monstruos primitivos con patologías ubicadas en el inconsciente colectivo de la generación Z. Pero Grimcutty (El Meme Asesino) parte de una premisa inversa: qué sucede con los adultos que tienen que convivir con sus hijos en un mundo tecnológico que no es el suyo y que no terminan de comprender.2.

Hay un núcleo interesante en Grimcutty, aunque no termine de eclosionar como debería. En ese sentido, otras cintas sobre memes y Creepypastas lo hacen mejor. En cuanto a su premisa argumental, cuenta la historia de Asha (Sara Wolfkind), una adolescente YouTuber aficionada al ASMR3., cuya supuesta obsesión con las redes sociales y su teléfono móvil hace que sus padres Leah (Shannyn Sossamon) y Amir (Usman Ally) desconfíen de la forma en que la tecnología la está afectando tanto a ella como a su hermano Kamran (Callan Farris). A esto se une el carácter esquivo de la chica hacia sus padres, que ha ido a más a raíz de que esta dejara el atletismo. Sus padres lo achacan todo a su posible adicción a los teléfonos celulares. Los padres ingenian un sistema para tratar de desintoxicar a sus hijos, o al menos de desconectarles un rato de la tecnología. Cada semana, la familia realiza una salida “sin teléfono”, algo con lo que Asha tiene problemas más que evidentes, como buena adolescente actual. Al mismo tiempo, empieza a rumorearse que un meme llamado Grimcutty se está extendiendo en la red y llega a los adolescentes adolescentes a través de enlaces o mensajes de texto, provocando que se autolesionen o ataquen a otras personas. ¿No recuerda todo esto a lo que pasó con Payton Leutner en 2014?

El 30 de mayo de aquel año, Morgan Geyser y Anissa Weier, ambas de 12 años por aquel entonces, atrajeron a Payton Leutner al bosque de la ciudad de Waukesha (Wisconsin, EE.UU.) con el pretexto de jugar al escondite. Allí la apuñalaron 19 veces y la abandonaron para que muriera. Posteriormente declararon ante los agentes que lo hicieron porque el celebérrimo Slender Man las había visitado en sus sueños y amenazaba con matar a sus familias si no asesinaban a su amiga.

Por suerte para la joven, un ciclista la encontró estaba gravemente herida, pero viva. La chica logró arrastrarse hacia la carretera tras el brutal ataque. Mientras tanto, sus dos amigas y atacantes fueron encontradas a varios kilómetros del lugar de los hechos. En el juicio celebrado contra ambas, Geyser y Weier fueron declaradas culpables del ataque, pero fueron encontradas no responsables criminalmente debido a su grave estado de salud mental, por lo que fueron sentenciadas a 40 y 25 años en un psiquiátrico, respectivamente4. .

Morgan y Anissa fueron encausadas como adultas bajo cargos de intento de homicidio intencional en primer grado, según señaló Brad Schimel, fiscal del condado Waukesha, en Wisconsin. Según los documentos que se presentaron ante la corte, las chicas declararon que debían probar algo a Slenderman, nacido en 2009 en el foro Something Awful. Las niñas lo encontraron en el portal Creepypasta Wiki.

Las atacantes relataron a la policía que trataban de convertirse en “agentes” de Slender Man, y que después de ese primer homicidio que habían planeado ejecutar buscarían refugio en la mansión del demonio en los bosques. Las atacantes habían empezado a planificar el ataque de su amiga el diciembre anterior. La idea inicial, según los documentos, era matar a la invitada durante la noche, pero las supuestas homicidas dejaron el crimen para el día siguiente, mientras jugaban al escondite en un parque arbolado donde asaltaron a su amiga con un cuchillo.

Este caso en concreto, así como otros que fueron a rebufo de este, desataron una gran ola de comentarios negativos hacia multitud de foros, hacia las autoridades (por su incapacidad para afrontar casos así) y, sobe todo, hacia Eric Knudsen, creador de la creepypasta que liberó a Slender Man en el inconsciente colectivo. Knudsen se desmarcó de todo aquello, como es lógico, aunque reconoció estar afectado ante todo lo que había traído consigo aquel meme que parecía tener vida propia. Se hicieron videojuegos, películas e incluso documentales sobre este ser. También sobre los actos cometidos en su nombre, como en el caso de las atacantes de Payton Leutner. Beware the Slenderman, documental dirigido por Irene Taylor Brodsky, hacía una reflexión sobre la facilidad que existe hoy en día para que puedan cometerse este tipo de crímenes. En palabras de la propia Brodsky:

La narrativa no gira alrededor de la deliberación del tribunal sobre culpabilidad o inocencia, sino de su deliberación sobre si deben ser juzgadas como adultas o niñas. Por encima de todo, el núcleo de la narración es la angustia y la sorprendente honestidad de los padres de las niñas”, comentó en una nota publicada en Buzzfeed. “No creo que haya un solo villano. Más bien, es una tormenta perfecta de los medios de comunicación, la madurez, el aislamiento social y los sentimientos que sentían estas chicas. También es importante recordar que Slender Man es una idea. Un personaje que alguien imaginó”.5.

Hay algo que es importante señalar al respecto de la relación entre Slender Man, Momo y Grimcutty. A pesar de que superficialmente pertenecen al mismo ámbito (los creepypastas y los memes virales), sus distintas concepciones y la forma de tratarlos nos pueden traer claves muy llamativas a la hora de entender cómo logran alterar la conducta, tanto de quienes consumen este contenido como la de aquellos que observan preocupados y se alarman. La mayoría de estas historias no pasan de ser una simple nota en una web o un foro, con un recorrido exiguo y condenado a un rápido olvido. Sin embargo, hay ocasiones en la que logran trascender, sin que esté del todo claro el por qué. La combinación de factores que hacen esto posible queda fuera del objetivo de este texto, pero sí que interesa hablar del momento en que sobrepasan esas primeras capas y alcanzan un estatus más social y mediático, con la consabida alarma social que suele generarse.

El “Momo challenge” llegó a la opinión pública a través de Youtube, hasta que las televisiones generalistas se hicieron eco como suelen hacerlo: de forma ambigua, sin contrastar bien el posible origen del reto y dando titulares alarmantes. Debates de opinión poco serios, expertos que no iban al fondo del asunto y un público objetivo que siempre está atento: los padres de hijos adolescentes. Una combinación muy peligrosa. Cuando en estos debates se hablaba sin pudor de posibles ataques, de gente que podría hacerse daño o de peligro real, no se hacía más que anticipar de forma inconsciente lo que podía pasar. Con el paso de los meses, aunque a cuentagotas, Momo seguía presente en medio mundo, y llegaron las noticias que reafirmaban los temores de aquellos periodistas y de los temerosos padres.

En noviembre de 2018, la policía francesa abrió una investigación tras la muerte de un joven de 14 años llamado Kendal, que supuestamente participaba en el ‘Momo Challenge’. El adolescente, habitante de la ciudad de Rennes, fue hallado en su habitación ahorcado con el cinturón de su kimono6.. Este hecho propició que incluso el por entonces diputado del partido de La République en Marche (LREM) Gabriel Attal se dirigiera al ministro del interior, Gérard Collomb, para alertar de los peligros del ‘Momo Challenge’.

Aquel caso fue uno más. Hubo rumores y titulares de casos parecidos en Ingeniero Maschwitz (Argentina), Barbosa (Colombia), Luxemburgo, Alemania, India, Canadá o en la propia España. Pero la mayoría de esos supuestos casos no fueron más que falsas alarmas, bulos o casos no convenientemente tratados. Aunque todos esos reportes pusieron de manifiesto algo: los posibles daños que podría ocasionar el “Momo challenge”, que fueron pregonados por radio, televisión e incluso por fuerzas policiales y gubernamentales de diversos países, acabaron llegando. Al menos, al papel, a la discusión mediática, a los debates, a las conversaciones entre adultos. De una forma u otra, se trató de una profecía autocumplida. Por suerte, no alcanzó el extremo al que llegó el caso de Slender Man del que se ha hablado más arriba. Y no fue porque no se especulara sobre incitaciones a suicidio y barbaridades por el estilo. Sino porque no hubo un caso tan mediático que traspasase el umbral entre la especulación y la cruda realidad. No hubo una Payton Leutner, como por desgracia sí que los ha habido (y muchos) con otro tipo de retos virales no basados en supuestos monstruos o seres sobrenaturales, como el tristemente célebre reto de la ballena azul.

En el caso de Grimcutty, lo de la profecía autocumplida vuelve a parecer bastante palpable, aunque llevado al extremo. A medida que los padres investigan más, Asha comienza a ver al Grimcutty, una figura alta y esquelética. Cuando alerta a sus padres de esto, estos no la creen porque al parecer ella es la única que puede verlo y determinan que lo mejor sería que Kamran y Asha pusieran su tecnología en una “caja de desintoxicación”. Ya no basta con las salidas sin teléfono. Las cosas se complican cuando la protagonista descubre con ayuda de una amiga que la bloguera Melinda Jaynes tiene una publicación eliminada con una imagen de Grimcutty. De hecho, la secuencia inicial de la película muestra al hijo de esta mujer viendo a Crimcutty y apuñalando a su madre, una clave muy importante de cara al desenlace. Curiosamente, esta misma bloguera cuenta con publicaciones en las que pretende ayudar a los padres a conseguir que sus hijos se alejen de la tecnología.

La fiebre del Crimcutty llega a la mayoría de los padres de la zona donde vive la familia protagonista, y muchos chicos comienzan a autolesionarse, mientras que sus padres les prohíben cualquier acceso a ordenadores o teléfonos. La histeria colectiva es cada vez mayor, llegando hasta límites casi risibles cuando se escenifica como hay montones de chavales en el hospital e incluso siendo llevados a rastras a psiquiátricos. Aunque el foco sigue puesto en Asha, su hermano menor y sus padres. Estos, por cierto, divididos en cuanto a lo de confiar en sus hijos. Mientras la madre parece ser más receptiva hacia lo que cuenta su hija, el padre se vuelve cada vez más y más paranoico. Llegado un punto avanzado de la trama, Asha cae en la cuenta de que Grimcutty ataca justo cuando sus padres parecen estar más asustados por la tecnología y su mal uso. Grimcutty no es autónomo, sino que son los padres los que “activan” a este ser, le alimentan y le permiten atacar a los jóvenes, aunque los demás no vean nada extraño y puedan percibir que los adolescentes se están autolesionando. Una profecía autocumplida, una vez más.

John William Ross parte, en definitiva, de una problemática real, para luego darle una vuelta de tuerca desafortunada, aunque el intento es loable. Este ejercicio de “miedo a lo desconocido” parte de aquello tan manido de que las generaciones anteriores no entienden o no terminan de encajar determinados aspectos culturales que se desarrollan y se hacen extensivos en las nuevas. En la misma entrevista en Laughing Place, lo explica con bastante acierto:

“[…]En los 80 fue el ‘Pánico satánico’ y la música heavy metal, y en los 90 fue la música rap. Simplemente sigue transformándose. Ahora, no sé si la histeria sobre los teléfonos y cómo los teléfonos están afectando a los jóvenes es realmente una comparación de uno a uno, porque la tecnología es mucho más compleja

La mayoría de los lectores conocerán esta realidad, desde uno o desde todos los puntos de vista. Generación anterior, actual o posterior, en fricción por esos componentes culturales que quizá hicierais vuestros o que habéis tenido que tratar de comprender, aceptar o rechazar, dependiendo del caso. Algo que algunos consideran invasivo o perjudicial, para otros es simplemente natural, una evolución lógica o una forma más de pasar el tiempo o de socializar. Hay cosas que no son buenas o malas en sí mismas, sino que lo son en la medida en que sean percibidas de una forma u otra. Grimcutty pretende ser un ejercicio de reflexión en este sentido. Con antecedentes de todo tipo a sus espaldas, unos inofensivos y otros bastante peligrosos, la cinta no es más que otro pequeño eslabón de una cadena que seguirá alargándose y siendo mutable. Los tiempos cambian, al igual que las historias, el modo en que llegan a cada individuo o las herramientas para compartirlas. El uso que hagamos de todo ello debe estar acompañado de un sentido de responsabilidad compartida.

1.Interview: “Grimcutty” Writer/Director John William Ross Discusses the Making and Meaning of His New Hulu Horror Movie. https://www.laughingplace.com/w/articles/2022/10/10/interview-grimcutty-writer-director-john-william-ross-discusses-the-making-and-meaning-of-his-new-hulu-horror-movie/

2.Crítica Grimcutty: Histeria tecnológica https://revistahush.com/critica-grimcutty/

3.Acrónimo de Autonomous Sensory Meridian Response (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma). Se trata un fenómeno biológico que puede placer cuando se escucha o visualiza algo que satisface al cerebro. Youtube es la principal plataforma en el que se ha desarrollado, ya que esta tendencia consiste en grabar vídeos en los que personas realizan diferentes sonidos. Su objetivo suele ser ayudar a dormir o relajar al espectador.

4. ‘Slender Man’ stabbing victim speaks publicly for first time: ‘Without the whole situation, I wouldn’t be who I am’ https://abcnews.go.com/US/slender-man-stabbing-victim-speaks-publicly-time-situation/story?id=66268385

5.There’s a terrifying documentary about the “Slender Man” stabbing https://www.buzzfeed.com/keelyflaherty/slenderman-documentary-trailer

6.Le père d’une victime du “Momo Challenge” attaque l’État, Whatsapp et YouTube https://www.huffingtonpost.fr/justice/article/le-pere-d-une-victime-du-momo-challenge-attaque-l-etat-whatsapp-et-youtube_134179.html

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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