Todo comenzó en 2017, cuando unos ladrones descubrieron casualmente la entrada del complejo al saquear una villa de dos plantas en la localidad de Başbük que en aquel entonces estaba abandonada. Los asaltantes estaban retirando el suelo cuando encontraron lo que parecía la entrada a un pasadizo excavado en la roca. Al parecer, el complejo así hallado data de la Edad de Hierro.
Procedieron a excavar más con la intención de hacerse con algún tesoro arqueólogico, pero fueron atrapados con las manos en la masa por las autoridades, que procedieron a avisar al Ministerio de Cultura de Turquía. El lugar pasó a ser patrimonio protegido del país. Tras varios meses de excavaciones, un equipo de arqueólogos de las Universidades de Cambridge y de Ankara acaba de detallar sus descubrimientos en el último número de la revista Antiquity.
Unas escaleras labradas en la roca natural dan paso a un complejo con una galería de 3,15 x 4,30 metros que a su vez da a otra aún más grande de 8,5 metros de largo y cinco de altura. En esta zona es donde se ha encontrado un monumental grabado inacabado de casi cuatro metros con representaciones de diferentes dioses del panteón arameo en procesión. Algunas de las figuras cuentan con inscripciones en arameo con lo que parece los nombres de las deidades, pero están demasiado desgastadas para poder leerlas con seguridad.
La obra no llegó a terminarse, pero el estilo denota una mezcla de tradiciones que permitirá estudiar con más detalle las diferentes culturas que se dieron cita en la región de Anatolia en aquella época. Tras las exploración inicial, el complejo tuvo que ser sellado por motivos de seguridad (las cámaras amenazaban con derrumbarse), pero las autoridades turcas esperan retomar las excavaciones cuando la zona pueda asegurarse.