¿El Homo floresiensis sigue vivo? Esa es la hipótesis que el antropólogo Gregory Forth expone en su nuevo libro

Gregory Forth fue profesor de antropología de la Universidad de Alberta. Su trabajo se ha centrado en estudiar a los Kéo y los Nage, dos pueblos tradicionales de la isla de Flores. Fue allí, examinando las raíces lingüísticas y rituales de las mitologías populares cuando se le ocurrió la idea de que el ebu gogo y otras historias de ‘hombres salvajes’ podían tener como base real al Homo floresiensis. Imagen: The Scientist.

En los últimos años, los testimonios sobre cuerpos encontrados en distintos lugares de las Tierras Altas de la isla de Flores hicieron que Forth quisiera ir más allá de las ideas que ya tenía en mente. ¿Es posible que estos homínidos no solo estén detrás del origen mítico de las historias, sino que sigan vivos hoy en día? ¿Es posible que en algunas regiones, ocultos entre poblaciones de monos, hayan pasado desapercibidos para el ojo moderno?

En 2003, en la cueva de Liang Bua, se descubrió un esqueleto de unos 18.000 años de antigüedad. Allí mismo, un año después, se encontraron otros nueve individuos. Eran claramente humanoides, pero muy pequeños. Tanto que la prensa y los mismos científicos empezaron a referirse a ellos como hobbits: no solían superaban los 25 kilogramos y tenían un cerebro bastante más pequeño que los humanos actuales.

Hoy en día, la explicación más plausible es que, cuando llegaron a la isla de Flores, los Homo erectus sufrieron un proceso muy pronunciado de ‘enanismo insular’. Esto es algo que hemos visto en muchas especies y que explicaría bien las características particulares de estos humanos.

Aunque al principio, se estimó que estos pequeños humanos podían haber vivido hasta hace unos 12.000 años. Pero conforme aparecen nuevas pruebas arqueológicas, esa fecha se va más y más atrás en el tiempo. Lo que está claro es que el declive de esta especie comienza con la llegada del Homo sapiens al este de Asia.

Esos datos arqueológicos no son los únicos que hacen que la tesis de Forth sea polémica. El hecho es que la isla de Flores es un territorio del tamaño de la provincia de Granada donde viven dos millones de personas. El doble que en la provincia de Granada. Es decir, se trata de un área muy conocida y densamente poblada. No hay duda de que hay zonas donde una supuesta especie podría esconderse, pero no parece que sea siquiera probable.

Mucho más interesante es la otra hipótesis: que las historias que aún hoy se cuentan sobre externas criaturas tengan su origen en criaturas que realmente existieron.

La hipótesis de Forth es inviable para la gran mayoría de estudiosos modernos, pero hay investigadores que aún siguen sintiendo un impulso romántico que les empuja a creer que estas historias de homínidos perdidos y escondidos en algún lugar remoto son posibles e incluso veraces. En un mundo prácticamente mapeado de extremo a extremo, cada vez es más difícil dejar espacio para que haya casos como el del supuesto Homo floresiensis. Sin embargo, esa búsqueda continuará y seguirá llenando páginas y más páginas de futuros trabajos.

https://www.the-scientist.com/reading-frames/book-excerpt-from-between-ape-and-human-69917

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

Comentarios cerrados.