En aquella primera ocasión Nansen experimentó un fenómeno extraño cuando viajaba al norte de Siberia: su barco Fram se ralentizó “por una fuerza misteriosa” y apenas podía maniobrar, mucho menos alcanzar la velocidad normal. Según explicó entonces:
“Parecía retenido por una fuerza misteriosa y no siempre respondía a lo que le marcábamos con el timón. Hicimos bucle, a veces dimos vueltas, probamos todo tipo de estrategias para evitarlo, pero con muy poco éxito.”
El explorador denominó al extraño efecto como “mar muerto”, y ahora los físicos creen tener una respuesta sobre cómo funciona este fenómeno.
Desde el principio, Nansen reconoció que ocurría cuando una capa de agua dulce se asienta sobre agua más salada, algo común en los fiordos, particularmente cuando el agua fría de los glaciares cae al mar. Sin embargo, no entendía por qué las capas de agua creaban más arrastre que otros fluidos bien mezclados.
Unos años después, en 1904, el físico y oceanógrafo sueco Vagn Walfrid Ekman avanzó hacia una explicación cuando mostró en un laboratorio que se forman olas debajo de la superficie en la unión entre las capas de agua salada y agua dulce. Si estas olas contrarrestan la fuerza provista por la hélice del barco, pueden detenerla casi por completo.
Hace unos días, un equipo de la Universidad de Poitiers presentó su trabajo en Proceedings of the National Academy of Sciences. Los investigadores argumentan que en realidad hay dos fenómenos que pueden causar “aguas muertas”: la resistencia cinemática y la resistencia dinámica.
Para ello, los autores utilizaron una cuerda para remolcar un modelo de barco en un canal y filmaron la estela que produjo con cámaras de alta resolución. Cuentan que el arrastre de creación de olas basado en la teoría de Ekman se amplifica en espacios cerrados, “lo que llevó a los investigadores del pasado (que también usaron canales estrechos) a centrarse en él”, escriben.
Sin embargo, “en aguas más abiertas, la resistencia a la ola descrita por Nansen se vuelve rápidamente dominante”. Si bien se requiere más trabajo para comprender completamente la naturaleza de esta, el documento afirma que “de esta forma hemos resuelto un misterio de más de un siglo con respecto a la verdadera naturaleza del efecto del agua muerta”.
Un trabajo que es parte de un gran proyecto que investiga por qué, durante la Batalla de Accio (31 a. C.), los enormes barcos de Cleopatra perdieron cuando se enfrentaron a los buques más débiles de César Octavio.
¿Podría ser que la Bahía de Accio, que tiene todas las características de un fiordo, atrapara a la flota de la Reina de Egipto en aguas muertas? El trabajo de los investigadores parece indicar que sí, así que el fenómeno también explicaría a qué se debió la rotunda e histórica derrota.