En el centro del ornamento, se puede distinguir a la diosa de la fertilidad, Arguimpasa, conocida en la antigüedad como Cibeles o Magna Mater, que aparece en la imagen con una corona con cuernos y con los pechos descubiertos. Está rodeada por dos grifos alados con cabezas de águilas. Asimismo, dos figuras cuadradas se ven a izquierda y dos antropomórficas, rodeadas por grifos, a la derecha de la diosa. Aunque se supone que estas últimas también son deidades, todavía no han sido identificadas.
“El hallazgo es una contribución importante a nuestros conceptos de las creencias escitas. En primer lugar, un número particular de dioses se representan a la vez en un elemento. En segundo lugar, nunca antes había sucedido que un elemento con dioses representados se haya encontrado tan lejos, al noreste de los principales centros escitas“, señaló el jefe de la expedición, Valeri Guliáev.
Además de la placa, en el túmulo, que fue saqueado ya en la antigüedad, fueron hallados el esqueleto de un hombre, de entre 40 y 49 años, armas y elementos de tachuela de caballo escita, así como cerámica y la mandíbula inferior de un oso.
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