Arqueólogos egipcios han descubierto en el complejo funerario de Saqqara “la tumba de un gran general de la armada” que prestaba servicio a Ramsés II, según compartió la agencia de noticias AP, el pasado martes.
El ministerio de antigüedades egipcio dijo en un comunicado que el general, de nombre Iwrhya, fue encontrado en la necrópolis conocida como “Nuevo Reino”. La tumba todavía debe ser excavada completamente, pero los expertos han adelantado que esconde innumerables secretos acerca del militar de alto rango y miembros su familia.
Las inscripciones jeroglíficas halladas en la tumba indican, según los arqueólogos, que “Iwrhya era un alto guardián del territorio de Amón (Ramesseum) y de los estados de Ramses II”. Amón era una importante figura religiosa en el Egipto de hace 3.300 años, reverenciado como “el rey de los Dioses”.
La carrera militar de Iwrhya comenzó durante el reinado del faraón Seti I, quién gobernó Egipto desde el año 1294 a.C. hasta 1279 a.C., para luego continuar con el reinado de Ramsés II, el cuál se extendió desde 1279 a.C. hasta 1213 a.C., según las inscripciones.
La tumba contiene una variedad de salas, entre las que se encuentran capillas, un patio y un cuarto que los excavadores han designado como el “salón de las estatuas”.
El arte hallado en dicho espacio es un símbolo de las acciones militares de su propietario, además de las relaciones exteriores que llevó con miembros de países limítrofes. Algunas de las escenas incluyen “embarcaciones cargadas con jarras de vino” pertenecientes a las tribus cananeas, quienes habitaban los territorios que hoy forman parte de Israel y Palestina.
Otro de los hallazgos, un bloque descubierto en la arena que fue probablemente desprendido de la pared norte, muestra de forma excepcional “una escena protagonizada por una unidad de infantería y aurigas que cruzan una vía fluvial repleta de cocodrilos”. Los análisis del hallazgo llevan a suponer que el cruce tuvo lugar en algún lugar de la frontera oriental de Egipto. La escena tiene sólo un paralelo representado en la pared exterior de la sala hipóstila del templo de Karnak, en Tebas, en la que muestra al rey Seti I que regresa de su victoriosa campaña contra los beduinos Shasu y entrando en Egipto por el mismo canal de agua con cocodrilos.
Los restos de estos muros fortificados fueron encontrados recientemente por Mohamed Abdel Maksoud y su equipo trabajando en el sitio conocido como Tell Heboua I y II; en el afluente Pelusian del Nilo, en el este de Qantara (Norte del Sinaí).
Las excavaciones continuarán adelante, con el foco puesto en encontrar algún tipo de resto humano. Se calcula que la tumba fue utilizada para enterrar a varios miembros de la familia del militar, tales como el hijo de Iwrhya de nombre Yuppa o su nieto, Hatiay; ambos mencionados en las inscripciones.
Un equipo liderado por Ola El Aguizy, profesora de Egiptología de la universidad del Cairo, descubrió la tumba en 2017 y lideró los trabajos de excavación que se extienden hasta la actualidad. El sitio está ubicado en Saqqara, al sur de una pirámide construida por el faraón Unis, quién gobernó Egipto hace 4.300 años.
Su valor histórico es enorme, dado que se cree que en la zona se esconden un vasto número de restos arqueológicos que abarcan miles de años de historia egipcia. Las autoridades esperan que dichos hallazgos puedan alimentar la industria del turismo, la cual ha sido afectada por el tenso clima político tras los levantamientos que tuvieron lugar en 2011.
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