Adultos sin sexo: un fenómeno mundial que se dispara también en EE.UU.

Los que rondan en estos momentos la treintena probablemente recordarán con gracia o simpatía una saga de películas estadounidenses que planteaban los problemas ante la sexualidad y la incipiente edad adulta de un grupo de amigos adolescentes. Se trata, por supuesto, de American Pie. Comedias ligeras en los que el sexo tiene un papel central, además de una madurez más o menos presente y desarrollada en cada personaje. Gusten más o menos, lo cierto es que retratan un periodo vital que todos los que han superado esa edad conocen bastante bien. Relacionarse con los demás, entablar conversación con alguien que te resulte atractivo, explorar el cuerpo propio y el ajeno. Sensaciones inolvidables que una vez se vivieron, siendo redundante, por vez primera.

Evolucionan los tiempos, las formas de interacción social e incluso las formas en que la sexualidad se presenta en las vidas de las personas. Pero hay algo que parece estar cambiando, más allá de las redes sociales, del estrés, del ritmo de vida. Algo que afecta específicamente a esa sexualidad, que tiende a disminuir cada vez más, especialmente en los países desarrollados. ¿Por qué ocurre algo así?

Eso precisamente se están preguntando en Estados Unidos, que ya no puede ignorar una realidad que se hace patente sobre todo en Japón pero que parece comportarse como un mal endémico. Los datos que arroja la última encuesta de General Social Survey son tremendos y pintan un panorama desolador. Casi un cuarto de la población adulta estadounidense vivió el 2018 como un año célibe. Por si esto fuera poco, ese porcentaje aumenta mucho más si se centra el foco a los hombres menores de treinta años.

¿Se ha perdido el interés súbitamente? Desde luego, la solución no es simple, y los causantes son varios. Los expertos apuntan a una serie de claves. La primera es la edad, ya que los mayores de sesenta años han aumentado hasta el 26% durante el pasado año, y a esa edad la frecuencia sexual disminuye dramáticamente. Esa tendencia demográfica incide directamente en los datos. Pero no es lo único a lo que atender, porque ocurre lo mismo en los jóvenes.

El porcentaje de los estadounidenses de 18 a 29 años que indicaron no tener relaciones sexuales en el último año se ha duplicado con creces en la última década, hasta llegar al 23%. El psicólogo Jean Twenge, profesor de la Universidad Estatal de San Diego, lo achaca a la incorporación, cada vez más tardía, de los jóvenes a la vida adulta. Se vive junto a los padres, sin especial interés por independizarse, con menor rebeldía y mayor conformismo. Esa falta de atrevimiento también hace difíciles las posteriores convivencias, en las que en cierta forma hay que negociar y ceder en algunas pretensiones, algo difícil si se hace siempre lo que se quiere en el propio hogar, realidad incentivada por los padres. Circunstancias, en definitiva, que les dificulta tener una pareja y, por tanto, disfrutar de una vida sexual. A partir de los 30 años, sin embargo, el número de estadounidenses casados es mayor, lo que les da mayores probabilidades de tener sexo.

Si en las últimas tres décadas, las tasas de abstinencia eran similares entre hombres y mujeres, ahora se ha producido una importante división de género, sobre todo entre los veinteañeros. Desde 2008, el porcentaje de hombres sin sexo menores de 30 se ha triplicado, mientras que el aumento en mujeres no ha pasado de los ocho puntos porcentuales.

Twenge relaciona igualmente este panorama con la realidad laboral. Según la encuesta, el 54% de los estadounidenses desempleados no tiene una pareja romántica estable, un porcentaje que baja al 32% para los que sí tienen empleo. Por otra parte, los hombres jóvenes tardan bastante más que las mujeres en abandonar el hogar familiar. Es obvio que, en estas circunstancias, las posibilidades de llevar una pareja a casa son menores.

Pero aun no se ha hecho presente el factor más fuerte, y que siempre está latente en las presentes dificultades de comunicación y convivencia. Es la tecnología. «Hay muchas más cosas que hacer a las 10 de la noche ahora que hace 20 años», señala Twenge. Esto puede explicar la caída en la frecuencia sexual entre las personas sexualmente activas. La proporción de personas que tienen relaciones una vez a la semana o más ahora es del 39%, en comparación con el 51% en 1996.

La unión de estos datos hace patente algunos de los problemas sistemáticos de los países del primer mundo. Las curvas de población cada vez más envejecidas, las tasas de natalidad a la baja, las nuevas adicciones a las redes sociales o videojuegos o las dificultades para tener empleo estable y vivir por cuenta propia. Algo que no parece tener solución a corto plazo si no es mediante un cambio en la mentalidad occidental, tan apegada a las redes, al ruido, a la comodidad y a toda clase de dispositivos que alejan de lo que hay justo al lado, de la otra persona, de la naturaleza y de la realidad.

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https://www.washingtonpost.com/business/2019/03/29/share-americans-not-having-sex-has-reached-record-high/?noredirect=on&utm_term=.046d591b5224

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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