San Brendán y la búsqueda de la “Tierra Prometida a los santos”: ¿pisó América o la Atlántida?

Todos conocemos el mito atlante. Uno de los grandes misterios de la humanidad y una verdadera leyenda intemporal que ha hecho correr ríos de tinta. La historia narrada por Platón en Timeo y Critias dio lugar a incontables relatos que siguen contándose en nuestros días, y que a su vez han dado lugar a muchas investigaciones. Todo con un objetivo: conocer si de verdad hubo un continente perdido habitado por una antigua civilización con una tecnología avanzada. Según dicen, la Atlántida se hundió merced a una gran catástrofe de origen desconocido, pues se habla de inundaciones, terremotos o erupciones volcánicas, solo por citar algunos ejemplos. Hay muchas vertientes del mito, pero hoy quiero centrarme en una en especial. Espero que os guste este pequeño viaje.

Nos encontramos ahora con los grandes evangelizadores de las tierras irlandesas que tras la caída del Imperio Romano y las invasiones teutónicas intentaron llevar el mensaje del Nuevo Testamento a nuevas tierras, y quizás al más importante de todos: San Brendán, que reúne en su persona uno de los relatos míticos que más estudios e hipótesis ha generado en torno a un hipotético descubrimiento de América previo a la llegada de Colón y a tierras que se podrían identificar como restos de nuestra Atlántida. A pesar de que se ha dudado de su historicidad – incluso llegó a salir del santoral cristiano de la mano de Pablo VI – aparece mencionado en los Anales del Ulster, naciendo a finales del siglo V d. C, en el actual condado de Kerry. También aparece en la Vida de San Columbano de Adamnano, donde se cuenta el encuentro entre San Bendán y San Columbano. Fue abad del monasterio de Clonfert, situado en Galway (Irlanda), y murió en el año 577 ó en 583, siendo enterrado en la catedral de Clonfert.

San Brendán y la ballena en un manuscrito del siglo XV.

Sus andanzas evangelizadoras le hicieron entrar en la leyenda. Si bien es cierto que hizo varios de estos viajes, fue el periplo relatado en la Navigatio Sancti Brendani el que generó la historia que nos interesa para nuestro relato. Considerado como un viaje de iniciación del héroe al estilo de la Odisea o como una amalgama de los viajes de varios monjes irlandeses, en él se relata el viaje de San Brendán en pos de la “Tierra Prometida a los santos”. El relato pertenece al siglo X u XI. La primera traducción al francés data de 1125 y desde el siglo XIII la leyenda aparece en las literaturas de los Países Bajos, Alemania e Inglaterra.

Su epopeya comenzaría hacia 570, cuando San Brendán recibe la visita del abad Barinto, que le cuenta la historia de la Tierra Prometida, y que Mernoc (quizá su hijo) salió de viaje hacia la isla de San Ailbeo y no había vuelto. Tras reunir a catorce monjes, parten en un curragh (típica embarcación irlandesa de la época, movida por remos) en busca de la aventura, que se describe así:

Después de aprovisionarse de herramientas, hicieron una pequeña nave muy ligera, con cuadernas y quilla de madera, como es usual en aquellos lugares, y la cubrieron con cuero de buey enrojecido con corteza de roble; untaron por fuera todas las uniones de las pieles con grasa […] También pusieron un mástil clavado en medio de la nave, la vela y el resto de cosas que se necesitan para timonearla.

Posteriormente se les unirían tres monjes más, que serían fuente de diversos problemas para el grupo. Con siete años de duración, la travesía les llevaría a descubrir lugares que con el tiempo fueron identificados con localizaciones reales, en base a las descripciones dadas en el relato. Así, la isla de San Ailbe sería Madeira, la isla de las Malas Aguas se identificó con las Azores, las Columnas de Cristal podrían reconocerse como los típicos icebergs de las zonas al norte de Islandia o Groenlandia, el Mar Coagulado equivaldría al Mar de los Sargazos, la Isla de las Uvas sería Jamaica, el lugar llamado Llanos serían las Islas Bahamas y la “Tierra Prometida a los Santos” sería América del Norte.

En el relato también aparece la isla-ballena Jasconius, en la que los monjes acampan y encienden una hoguera, para luego comprobar que se mueve. Esta isla-ballena se ha unido a la leyenda de la isla canaria de San Borondón – la Isla de las Siete Ciudades, donde se cuenta que huyeron Don Rodrigo y varios supervivientes tras la batalla del Guadalete contra los musulmanes en el año 711 –, que aparece y desaparece del horizonte, siendo observada varias veces a través de los años. Estas son las palabras con las que San Brendán habla a los suyos de esta isla:

Hijos, no os asustéis, pues Dios me ha revelado esta noche a través de una visión el misterio de este hecho. No es una isla el lugar donde hemos estado, sino un pez, el más grande de todos los que nadan en el mar. Siempre está buscando unir su cola a su cabeza y no puede por el tamaño. Tiene el nombre de Jasconio.

En la Navigatio Sancti Brendani, tras varios viajes cíclicos que llevan a los monjes a regresar a ciertos lugares en fechas clave del calendario cristiano (como la Pascua, la Semana Santa o la Natividad del Señor), y enfrentar grandes peligros como a los habitantes de los “límites del infierno”, encuentran por fin la “Tierra Prometida a los Santos” donde entablan contacto con Pablo el Ermitaño, un extraño personaje que ha vivido allí durante sesenta años.

Permanecen en el lugar durante cuarenta días para luego retornar en dirección a Irlanda. En el camino vuelven a encontrar a Jasconius y la llamada Isla del Paraíso, de la que no se describe nada en el relato. Finalmente San Brendán y los suyos vuelven a Irlanda, donde el santo encuentra la muerte poco después.

Vemos aquí varias conexiones muy interesantes con el mito atlante. El supuesto paso de los peregrinos por Madeira o las Azores – que se consideran vestigios del mítico continente –, el viaje sobre Jasconius y su relación con la fantasmal San Borondón – las Canarias también se identifican con la Atlántida – o la mismísima “Tierra Prometida de los Santos”. ¿Las leyendas son solo eso, o quizá algunas como ésta esconden un mensaje oculto?

Fuentes:

  • Fernández Urresti, Mariano: Camino a la Atlántida. Aladena Editorial, 2008.
  • García Atienza, Juan: Los supervivientes de la Atlántida. Martínez Roca, 1978.

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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