¿Puede un parásito ocular influir en la obra de un artista? A priori la mayoría diría que no, pero eso es lo que asegura el pintor Ben Taylor, que atesora una de esas historias que son realmente sorprendentes. El pintor comenzó un buen día a tener síntomas extraños en sus ojos. Veía manchas, sentía dolor en los glóbulos oculares, y tenía la sensación de que algo se movía dentro de ellos. Síntomas alarmantes, sin duda. Por ello, decidió acudir al especialista, y fue sometido a varias pruebas – incluida una específica que detecta parásitos –, pero en un primer momento no se diagnosticó nada fuera de lugar.
Sabiendo esto, Taylor intentó seguir con su vida normal y con su trabajo, aunque los síntomas no desaparecieron. La sintomatología llegó a afectar a su trabajo, observando algo inusual: en sus cuadros comenzaron a aparecer patrones que recordaban a gusanos, de forma serpenteante. Taylor era incapaz de explicar el por qué de esta nueva tendencia en su obra.
La situación continuó hasta que un día supo de forma traumática qué pasaba exactamente. Descubrió horrorizado que algo se deslizaba dentro de uno de sus ojos. Acudió a urgencias rápidamente y allí le extrajeron un gusano de más de tres centímetros de largo. Se trataba de un parásito llamado Loa loa, que es endémico de África y se transmite a los humanos por la picadura de moscas que portan sus huevos.
Taylor, que había pasado una temporada viviendo en Gabón, se había infectado allí. Ahora, con sus ojos ya “limpios”, afirma que el parásito “guió” inconscientemente sus pinceles, haciéndole pintar aquellas extrañas formas que parecían gusanos. Cómo y por qué sigue siendo un absoluto misterio, pero el artista está plenamente convencido de que así fue, y que el Loa loa fue el culpable de la aparición de esas formas extrañas en sus cuadros. Como homenaje a esta extraña experiencia, el artista pintó un nuevo cuadro llamado “The Host”.
https://www.livescience.com/63336-parasitic-worm-eye-the-host-painting.html