Margaret Cavendish y The Blazing World: la consumación de una proeza en el siglo XVII

En pleno proceso de lectura de la obra de Alan Moore, concretamente de algunos entresijos de La Liga de los Hombres Extraordinarios, apareció una referencia muy llamativa para aquellos que tienen cierto conocimiento sobre la ciencia ficción. En algunas de las múltiples referencias a otras obras que se contienen en el trabajo de Moore y sus derivados, se encuentra el Blazing World, un reino idílico al que acude Christian, un miembro de la primera Liga liderada por Próspero, a finales de los años 1680. Ese mundo es el mismo que describió Margaret Cavendish en el siglo XVII, donde priman los valores aristocráticos propios de un sector de la sociedad inglesa de la época. Al mismo tiempo el periodista, escritor y divulgador Miguel Ángel Delgado dedicó un hilo de Twitter a la figura de Cavendish, en el que asimismo hizo alusión a esa escena guionizada por el artista británico. No era ninguna casualidad.

Más allá de los prejuicios y los sesgos derivados de las ideas que se manejan en cada época, la obra de la duquesa de Newcastle es merecedora de un análisis que ponga en valor su papel precursor dentro del género de la ciencia ficción, cuyos orígenes siguen siendo objeto de debate y que ya han sido parte de algún que otro artículo en este espacio.

Cavendish era aristócrata y escritora, pero también filósofa, física o poeta. Porque Margaret fue todo esto en un momento histórico en el que su condición de mujer habría anulado casi toda posibilidad de serlo abiertamente. Su nombre de nacimiento fue Margaret Lucas y nació en 1623 siendo la más pequeña de ocho hijos. Su familia era aristócrata, aunque no eran precisamente bien vistos tanto por el pueblo como por algunos miembros de su clase social. Eso se debió a varios hechos que tuvieron lugar en la juventud de sus padres. Thomas mató a otro aristócrata en un dueño y huyó a Francia tras ello, teniendo su primer hijo en este exilio. Una vez regresó a Inglaterra, se casó con Elizabeth Lucas, aunque su prestigio ya estaba dañado.

Con la muerte del progenitor, la fortuna y los asuntos familiares fueron dirigidos por Elizabeth y John1, el hijo mayor, que sin embargo no supieron continuar el buen hacer del padre y provocaron la ira de muchos campesinos y aristócratas de menor rango. Esa enemistad con buena parte de las personas que había a su alrededor y los sucesivos matrimonios de los hermanos con personas alejadas de su contexto más cercano, hicieron que Margaret fuera una niña tímida y solitaria.

Sin embargo, el suceso que cambió la vida de Margaret para siempre fue el estallido de la guerra civil inglesa de 1640, o mejor dicho sus prolegómenos, porque es un periodo bastante extenso de tiempo, aunque su inicio coincidió con el reinado de Carlos I de Inglaterra, figura a la que la familia de Margaret adoraba y defendía a capa y espada, lo que casi provocó su linchamiento público2.

Con diecisiete años recién cumplidos, la chica se trasladó hasta Oxford, lugar de residencia del depuesto rey y su corte exiliada, que posteriormente se desplazó hasta Francia, de donde provenía la reina Enriqueta María de Francia, de la que Margaret se convirtió en dama de compañía. Allí, en aquel exilio involuntario, en la inmortal París, Margaret conoció a Sir William Cavendish, con quien se casó a los veintidós años, en 1645. De esta forma, la joven se postuló como la segunda esposa del Barón de Ogle, Primer Marqués de Newcastle y posteriormente Primer duque de Newcastle (1592-1676), treinta y un años mayor que ella.

El matrimonio no fue visto con buenos ojos por los simpatizantes de Sir William, debido a que consideraban a los Elizabeth como una familia de menor rango. Aún así, el mujeriego aristócrata cayó rendido a los pies de la joven, con quien pasó los siguientes diecisiete años en ese exilio, visitando Amberes o Rotterdam en el proceso. Su carácter de mecenas de las artes y las ciencias logró que su mujer mantuviera contactos con el conocido como Círculo de Newcastle. La ahora señora Cavendish pudo discutir sobre ciencia o filosofía con figuras como Hobbes, Descartes o Sir William Petty. Alimentada en sus intereses por estas figuras, se lanzó a escribir varios libros sobre los temas más variados, desde los mundos lejanos hasta los átomos, pasando por libros sobre la naturaleza o la esquiva noción del infinito3.

En esos escritos, algunos de naturaleza un tanto extraña, Margaret se atrevió a especular con asuntos científicos relevantes en su época, además de con otros asuntos que afectaban a la sociedad en general, como los falta de educación de las mujeres en comparación con la que recibían los hombres. No dudó en afirmar que buscaba la fama y el reconocimiento, lejos de las típicas disculpas con que las pocas mujeres que escribían sin ocultar su identidad comenzaban sus trabajos. Un ejemplo muy destacado dentro de Cavendish son sus Poemas Atómicos, que vistos desde el punto de vista de la ciencia del siglo XVII se antoja revolucionaria, aunque alejada de los actuales conocimientos al respecto, por supuesto4.

Para la autora, la naturaleza era femenina y en los versos de sus poemas la llama “ella”. Hay críticos que opinan que era atea y, de ahí la ausencia de Dios en su obra. Los hay que encuentran ateísmo en su obra y la relaciona con Descartes, Hobbes y Gassendi: para Cavendish los átomos son “eternos e infinitos”, dos atributos que sólo podrían atribuirse a Dios en la cosmología cristiana, y libres para moverse según su voluntad. Sin embargo, para otros, el hecho de que deje a Dios fuera de su obra no es un signo de ateísmo, sino de distanciamiento de la polémica. La creencia en Dios era simplemente algo que daba por hecho.

Para los científicos del XVII el átomo era un tema de relevancia. La Physica Peripatetica5 de Johannes Magirus, que Newton estudió en Cambridge, era uno de los pilares en que se basaban. Para Magirus la materia estaba formada por cuatro elementos (aire, tierra, fuego y agua), cada uno con unas cualidades asociadas, bien “manifiestas” (como calor, humedad, frío y sequedad, color, olor, sabor, densidad, gravedad, dureza, suavidad) o bien “ocultas”, como el magnetismo o la atracción eléctrica.

La teoría atómica de Cavendish se basa en el movimiento. Para la autora, tanto los fenómenos físicos como psicológicos tendrían su origen en el movimiento de los átomos. Las críticas en este sentido apuntan a que había una clara falta de empirismo en Cavendish, pues se basaba más en conjeturas que en la experiencia, algo habitual entonces. Toda la materia está compuesta por cuatro elementos, bien en su forma pura o combinados. Son fuego, tierra, aire y agua, y están compuestos de átomos de diversas formas. Para Margaret, todos tienen el mismo peso y la misma cantidad de material, pero varían en tamaño y forma. Cuando se unen en armonía forma las distintas partes del mundo, si no encajan surge la lucha, el cambio o la enfermedad… Para Cavendish, la salud está relacionada con los átomos; de ellos dependen no sólo las enfermedades o las emociones y sentimientos, sino también la duración de la vida, según el grado de unidad que tengan. El movimiento de los átomos es fundamental, pues no sólo indica dónde están, sino que proporcionan unidad o armonía.

En su segundo libro, Philosophicall Fancies, de 1653, se retractó de esta teoría de los átomos, bien por las acusaciones de ateísmo que recibió o bien porque la reconsiderara, y se centró en el movimiento como base de su filosofía sobre la naturaleza.

El mundo resplandeciente

Dentro de la literatura escrita por la duquesa, destaca por su extrañeza y actualidad The Blazing World, del que se esbozó algo al inicio de este artículo. Existe una traducción llevada a cabo Maria Antònia Martí Escayol y publicada por Siruela en 2017, bajo el título de El mundo resplandeciente, a la que ahora se prestará atención por la polémica que gira en torno a este libro, visto en tiempos actuales bajo determinados puntos de vista que quizá no coincidan con las intenciones que tuvo la aristócrata. A pesar de ser una novela corta para los estándares de nuestro tiempo, no se trata de una lectura fácil, sino que se presta al análisis de varios conceptos e incluso a la consulta de muchas notas al pie que frustran a quienes buscan un ejercicio rápido.

Llama la atención el hecho de que a este mundo utópico se accede a través del Polo Norte, en un ejercicio que siglos después correspondería a otros viajes imaginarios a mundos paralelos o interiores de nuestro propio planeta, con características diferentes o directamente contrarias al conocido en el exterior. Una mujer que es secuestrada, embarcada forzosamente, que sobrevive a un naufragio y que cruza un pasaje oculto a otro mundo. Todo esto sen apenas dos páginas que cuestionan el tópico de los raptos presuntamente románticos. La trama muestra a la protagonista embarcada en ese viaje en pos de la ficticia tierra, poblada por seres híbridos de naturaleza animal. La sorpresa en el encuentro es mutua, ya que unos y otros se sorprenden ante sus respectivos aspectos físicos y ante el contacto entre dos civilizaciones diferentes. En cuanto a ese mundo poblado por seres antropomorfos, éstos consideran a su visitante una suerte de diosa venida de otro lugar, por lo que la conducen a un lugar denominado como el Paraíso, donde reside el Emperador. Lejos de convertirla en un simple ídolo y objeto de adoración, el Emperador se casa con la protagonista y le da plenos poderes para hacer lo que desee en todo momento.

Con esa posición de poder, la mujer establece una suerte de “intercambio de almas” entre el mundo de donde vino y el Blazing World, acudiendo a la duquesa de Newcastle para que le sirva como escriba, comenzando una investigación sobre las costumbres, conocimientos y medio de vida de aquellos extraños seres.

Una vez que por fin conocen todos los pormenores posibles sobre el Mundo Resplandeciente, la Emperatriz y su escriba viajan al mundo del que provenían originalmente para ver las diferencias entre ambas realidades. En este punto, queda claro que ese mundo al que se llega a través del Polo Norte es mucho peor a ojos de la Emperatriz, salvo cuando entabla contacto con la familia real, modelo perfecto de cómo debería ser toda la sociedad terrenal.

Por fin se muestra en esta segunda parte el verdadero motivo tras la escritura de The Blazing World, que no es otro que defender la prevalencia de la clase aristocrática sobre las clases populares. Todo a pesar de que en tiempos modernos se haya tratado de hacer de Cavendish una figura afín al feminismo moderno. Nada más lejos de la realidad, aunque bien es cierto que la duquesa fuera una mujer avanzada para su época y no tuviera reparos en reivindicar sus propias obras sin usar pseudónimos de ningún tipo. La postura de la duquesa es, a pesar de esas nuevas visiones a las que se acaba de hacer referencia, muy propia del Antiguo Régimen, aunque sí se ha de poner en valor su negativa a esconder su condición de mujer ante los lectores y ante el resto del mundo, cosa que hizo con todos sus trabajos, más allá de esta obra que combina la utopía, el relato especulativo y el tratado filosófico.

Hay que alejarse un poco de la propia lectura de la obra para poner en el foco el momento histórico en que fue creada, además de en la propia figura de la duquesa, para entender las intenciones que tuvo Cavendish cuando escribió el relato. Como ocurre con un número ingente de libros de este tipo, es necesario conocer la figura de la autora, su contexto vital e incluso la situación política de aquellos años para tener un prisma adecuado con el que juzgar un escrito que quieren convertir en transgresor, más allá de lo que realmente fue.

Hay que tener en cuenta que Cavendish era defensora del absolutismo monárquico, siendo el Blazing World un reflejo de una organización política y social vista como ideal por ella, equivalente a ese conservadurismo con que Inglaterra acababa de cerrar su Guerra Civil, destituyendo las instituciones republicanas y restaurando esa monarquía en la figura de Carlos II, proclamado rey de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Francia.

El mundo resplandeciente es una utopía con dos mensajes principales: una predilección por una corriente filosófica alejada de la ciencia, y la defensa de la nobleza y la aristocracia. Todo ello choca con el prólogo de la edición española, que señala el protofeminismo de su autora, con ese sesgo actual que dista de la realidad en que vivió Cavendish. A pesar de todo, y en un debate abierto sobre dicha obra y sus repercusiones, no se puede dejar escapar el detalle de que el libro se trata de una obra de ciencia ficción especulativa o protociencia ficción, a pesar de todos los matices que se puedan hacer al respecto. Con algún concepto feminista e ideas que se alejan de la ciencia tal como la entendía ella, la aventura presenta ciertas similitudes a la Alicia de Lewis Carroll, en su vertiente puramente narrativa.

Fuentes:

  • Cavendish, Margaret: El mundo resplandeciente, Siruela, 2017.
  • Flores Constans, Joan: El mundo resplandeciente. (En línea) https://revistadeletras.net/margaret-cavendish-el-mundo-resplandeciente/
  • Franch, Ignasi: ‘El mundo resplandeciente’: ciencia ficción escrita por una pionera del siglo XVII. (En línea), https://www.eldiario.es/cultura/libros/mundo-resplandeciente-ciencia-ficcion-cavendish_1_3224852.html
  • Martínez-Pinna, Eduardo: The League of Extraordinary Gentlemen. (En línea) https://www.tebeosfera.com/1/Obra/Tebeo/Planeta/LEG.htm
  • Páez, Alexander: El mundo resplandeciente de Margaret Cavendish. http://fantifica.com/literatura/resenas/el-mundo-resplandeciente-de-margaret-cavendish/
  • Rivas Carmona, María del Mar: Margaret Cavendish y sus Atomic poems(1653): fusión revolucionaria de ciencia y literatura, Universidad de Sevilla, 2007

Notas

1. John se convertiría, posteriormente, en uno de los padres fundadores de la Royal Society, aunque sigue habiendo debate sobre cuándo comenzaron sus actividades y quiénes fueron los responsables de sus primeras reuniones.

2. La Revolución inglesa abarca desde 1642 hasta 1688. Se extiende desde el fin del reinado de Carlos I de Inglaterra, pasando por la República británica y el Protectorado inglés de Oliver Cromwell y finaliza con la Revolución Gloriosa, que destituye a Jacobo II.

3. Entre 1653 y 1671 publicó catorce libros dedicados a todos estos temas. Como se puede leer en Rivas Carmona, María del Mar: Margaret Cavendish y sus Atomic poems (1653): fusión revolucionaria de ciencia y literatura, la autora sintetizó sus teorías científicas en Grounds of Natural Philosophy (1668), una versión revisada de Philosophical and Physical Opinions (1655). Los géneros a los que pertenecían los escritos de Newcastle eran tan variados como su temática: poemas, obras teatrales, ensayos filosóficos o plegarias.

4. Cavendish llegó a solicitar el permiso para acudir a una sesión de la Royal Society. La institución estaba formada exclusivamente por hombres; sin embargo, debido a su posición social se admitió su presencia en una de las reuniones. Fue la primera mujer en lograr hacer algo así. Pasaron tres siglos antes de que otra mujer pisara la institución.

5. El Hysiologiae Peripateticae libri sex se compuso en 1597 y se usó para enseñar física en los primeros años del Harvard College.

Acerca de Félix Ruiz

Trabajador Social de formación y apasionado de las temáticas relacionadas con el misterio desde siempre. Redactor de noticias, escritor novel, lector compulsivo y buscador incansable de preguntas que compartir con todo aquel que sea curioso y quiera saber más.

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