El conocido como “Papiro Tulli” es un texto enigmático que algunos investigadores describen como el primer relato escrito de un avistamiento OVNI. En este texto egipcio aparece descrito un evento ocurrido supuestamente durante la XVIII dinastía, alrededor del año 1480 a. C. Así pues, nos encontramos ante una apasionante e intrigante cuestión: ¿podría tratarse de la más antigua prueba conocida de la existencia de los extraterrestres?
El antiguo Egipto ha llegado hasta nosotros por su increíblemente rica y antigua cultura, su maravillosa civilización y, también, por sus misteriosos dioses y algunas de las historias más peculiares del mundo antiguo. Una de estas extrañas y poco conocidas historias aparece en un antiguo documento egipcio conocido como el “Papiro Tulli.” Dicho documento, en lugar de ser el típico papiro egipcio, describe con gran detalle un espectacular avistamiento OVNI ocurrido supuestamente en el antiguo Egipto durante el reinado de Tutmosis III.
Este texto fue olvidado durante siglos antes de causar furor durante la década de 1930. Durante una visita a el Cairo, en 1933, Alberto Tulli (de quien el papiro toma su nombre), director de la sección egipcia de los Museos Vaticanos, descubrió supuestamente un interesante papiro en una tienda de antigüedades. Tulli pensó que el papiro era demasiado caro como para comprarlo, así que se limitó a realizar una copia del documento original, que luego se volvió a copiar reemplazando la escritura hierática original por jeroglíficos: un hecho que ha provocado que los incrédulos duden de la autenticidad del papiro.
Sin embargo, Alberto Tulli y su supuesto papiro se convirtieron en todo un hallazgo dentro de los grupos de investigación ufológica, y muchos ufólogos han tomado el documento como fuente innegable de la existencia de vida extraterrestre. De hecho, consideran el papiro uno de los expedientes más antiguos conocidos en donde se describe una flota de platillos volantes.
A pesar de que el papiro se encontraba seriamente deteriorado y contenía varias lagunas, el Príncipe Boris de Rachewiltz logró traducirlo, declarando que el papiro formaba parte de los anales de Tutmosis III. Sin embargo, realmente hay un detalle sospechoso en toda esta historia: el texto no hace referencia en ningún momento al faraón por su nombre, un hecho que aumenta las sospechas y compromete aún más la autenticidad del papiro.
Son dos las traducciones realizadas de forma independiente del antiguo texto egipcio: una elaborada por el príncipe Boris de Rachewiltz y la otra llevada a cabo por el antropólogo R. Cedric Leonard. La que traemos a continuación es la proporcionada por el príncipe Boris de Rachewiltz:
“En la sexta hora del día del tercer mes de invierno del año 22, los escribas de la Casa de la Vida descubrieron un círculo de fuego que venía del cielo (aunque) sin cabeza, con una amplia boca (que desprendía) un olor fétido. La longitud de su cuerpo era de una vara (unos 45 metros) y también su envergadura, no tenía voz… Sus corazones se confundieron al verlo; entonces se tendieron sobre su vientre. Acudieron al rey… (?) a informarle. Su majestad ordenó que se examinara todo lo que está escrito en los rollos de papiro de la Casa de la Vida. Su Majestad estaba meditando sobre lo que había ocurrido. Luego, cuando ya habían transcurrido algunos días, Lo! Se hicieron más numerosos que nunca. Iluminaban el cielo más que el sol a los límites de los cuatro soportes del cielo. Poderosa era la posición de los círculos de fuego. El ejército del rey seguía mirando, y su Majestad se encontraba en medio de él. Era después de la hora de la cena. A continuación, los círculos de fuego se elevaron aún más en dirección sur. Peces y aves cayeron del cielo. ¡Una maravilla nunca vista desde la fundación de esta Tierra! Hizo su majestad traer incienso para apaciguar el corazón. Lo que sucedió en el libro de la Casa de la Vida será recordado por toda la eternidad.”
Por su parte, R. Cedric Leonard ofrece una traducción más comprensible que puede ayudar a entender un poco mejor la esencia del texto:
“En la sexta hora del día del tercer mes de invierno del año 22, […] los escribas de la Casa de la Vida observaron que desde el cielo venía un extraño disco de fuego. No tenía cabeza. El aliento de su boca emitía un olor fétido. Su cuerpo tenía una vara de largo y una de ancho. No emitía voz alguna. Vino hacia la casa de su Majestad. Su corazón se confundió al verlo, y cayeron sobre su vientre. Acudieron al rey para informarle. Su majestad [ordenó que] se consultaran los rollos [situados] en la Casa de la Vida. Su Majestad meditó sobre todos estos acontecimientos que se estaban sucediendo.
Después de varios días, llegaron a ser más numerosos en el cielo que nunca. Brillaban en el cielo con más fuerza que el propio sol, extendiéndose hasta los límites de los cuatro soportes del cielo […] Poderosa era la posición de los discos de fuego.
El ejército del rey miraba, con su Majestad en medio de ellos. Fue después de la comida de la noche cuando los discos se elevaron aún más en el cielo hacia el sur. Peces y aves cayeron entonces del cielo: una maravilla nunca antes vivida desde la fundación del país. Y su Majestad hizo que se quemara incienso para apaciguar el corazón de Amón-Ra, dios de las Dos Tierras. Y [ordenó] que el acontecimiento [quedara registrado para] su Majestad en los anales de la Casa de la Vida [para que fuese recordado] para siempre.”
Como se deriva de la propia traducción del antiguo texto, este supuesto avistamiento OVNI se produjo en torno al año 1480 a. C. y fue presenciado por muchas personas. Es bastante seguro asumir que los antiguos egipcios no habrían confundido estos “discos de fuego” con un raro fenómeno astronómico o meteorológico, ya que estaban muy avanzados en ambos campos. Sus conocimientos en astronomía y otras ciencias hacen que muchos historiadores crean que los egipcios habrían sido capaces de diferenciar entre un fenómeno astronómico y un incidente extraño e inexplicable, como el descrito en el texto del Papiro Tulli.
Sin embargo, no deberíamos dejarnos llevar por conclusiones precipitadas. Por el contrario, hemos de tener en cuenta que el Papiro Tulli no es un auténtico papiro, sino la traducción de una transcripción moderna de un presunto antiguo documento egipcio cuyo paradero se desconoce actualmente. Además, solo ha dado testimonio de la existencia de tal documento un único individuo (de Rachewiltz), y en consecuencia no se puede llevar a cabo estudio científico alguno sin analizar el papiro original para comprobar su autenticidad. Por lo tanto, en este momento de la historia sería inútil analizar en mayor profundidad qué podían ser aquellos “círculos de fuego”, ya que la propia existencia del texto original es dudosa.
http://www.ancient-origins.net/artifacts-ancient-writings/ufos-over-ancient-egypt-revealing-mysterious-story-tulli-papyrus-007851