De los famosos crímenes de Whitechapel se ha dicho de todo. Y se han señalado a multitud de culpables. “They All Love Jack: Busting the Ripper” es el libro en el que el británico Bruce Robinson señala al músico James Maybrick como sospechoso.
El libro del que se extrae esta conclusión no es nuevo, sino del año 2015. Sin embargo, pasó bastante por alto en su momento, hasta que ahora ha vuelto a salir a la palestra. La identidad de Jack sigue siendo uno de los grandes misterios de la criminología, desde que desatara una oleada de terror en 1888.
Los sospechosos son numerosos, y hay hipótesis más viables que otras. Pero a falta de pruebas definitivas, todo son conjeturas más o menos plausibles. En el caso que nos ocupa, Robinson ha señalado al músico James Maybrick, procedente de Liverpool, como el principal sospechoso. Es cierto que Maybrick vivió en Londres en el periodo en que se cometieron los horrendos crímenes, pero el autor se agarra a otras cuestiones para reforzar su idea.
Maybrick era masón, circunstancia que podría situarle como sospechoso, por aquello de las imágenes masónicas en las cartas enviadas a la policía. Residía cerca de Whitechapel, el distrito que vio morir a las víctimas. Además, su caligrafía, recogida por Robinson en su libro, se asemeja a la del asesino. De momento, todas son pruebas circunstanciales, nada de peso.
Pero Robinson se guarda un sorprendente as en la manga. James Maybrick murió pocos meses después que la última víctima de Jack, y lo hizo envenenado por su mujer, de nombre Florence. Al parecer, fue sospechosa de suministrarle arsénico a su marido, y además fue juzgada y condenada a muerte, Posteriormente, recibió el indulto y se mudó a Estados Unidos. Y aquí es donde viene lo bueno, y es que según Robinson:
«Florence sabía que su esposo era Jack, y por eso lo mató. Y las autoridades también estaban convencidas de ello, y por ese motivo la indultaron».
Al parecer, Maybrick era uno de los sospechosos que se barajaron, que fueron cientos en un primer momento. Su pista se debilitó, y los crímenes de Jack cesaron. Poco después, el sospechoso fue asesinado por su mujer, presuntamente por ser conocedora de la terrible verdad. Luego, a instancias de ciertos personajes poderosos, Florence fue indultada a cambio de irse del país y de guardar silencio. Un asunto turbio y poco claro, como casi todo lo que tiene que ver con Jack el Destripador y las circunstancias que rodearon su caso. Uno que sigue sin resolver y del que Robinson tampoco aclara grandes incógnitas. Más allá del intento, solo es una hipótesis más.
