Aunque es un prototipo, el avance de IBM puede ser la punta de lanza de una nueva tecnología médica que sirva para saber a ciencia cierta en qué punto de desarrollo se encuentra una determinada enfermedad. O para conocer si nuestros hábitos y estilo de vida nos están conduciendo a una aceleración de la muerte. ¿Se podría acelerar o ralentizar el proceso dependiendo de los resultados?
Esta IA es capaz, según sus creadores, de calcular las probabilidades de desarrollar determinadas dolencias en base a factores medibles. Solo hay que darle información sobre enfermedades, síntomas, biomarcadores y otros datos de pacientes y mostrará los pertinentes resultados.
¿Qué supondría todo esto? Teóricamente, una mejoría en los tratamientos, con mayor eficacia y detección precoz, con el pertinente ahorro económico, ese concepto tan peligroso si se usa hablando de salud, ya que se desconoce a ciencia cierta si esto es rentable o no dependiendo de a quién se le pregunte. Lo cierto es que a los gobiernos cada vez les cuesta más la salud de sus ciudadanos, sobre todo por el auge de las enfermedades crónicas y cardiovasculares, derivadas de los malos hábitos alimenticios y de la poca práctica de ejercicio a niveles generales, además de la contaminación y otros factores asociados.
Soumya Gosh, del grupo de investigación sobre análisis de la salud en IBM, dice lo siguiente al respecto: «Esperamos que un día, utilizando el aprendizaje automático y la Inteligencia Artificial para rastrear este tipo de condiciones pueda permitir a los médicos hacer diagnósticos más precisos, diseñar tratamientos más efectivos y dar a los pacientes más información en la etapa de su enfermedad y cómo pueden gestionarlo».
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