La idea del proyecto es no solo devolver al Coliseo Romano la arena, sino preservar el monumento y los espacios subterráneos de la estructura. La arena está hecha de infinidad de paneles de madera de Accoya obtenida con un “proceso particular que aumenta la resistencia y la durabilidad”. La arena estará compuesta de varios módulos que, a su vez, estarán compuestos de varios paneles de madera.
Bajo estos paneles hay un sistema retráctil que rota los paneles, cuya posición natural es en horizontal, para ponerlos en vertical. Posteriormente, se empujan hacia delante o hacia atrás para abrir o cerrar la arena. De esa forma, la nueva arena no solo permitirá ver el interior, sino que también garantizará la ventilación e iluminación natural.
Por otro lado, alrededor de la arena se instalarán 24 unidades de ventilación mecánica que controlarán la temperatura y la humedad de las salas subterráneas. Según el Ministerio de Cultura, este sistema es capaz de renovar por completo todo el aire del interior en 30 minutos. Además, se ha implementado un sistema de recolección de agua de lluvia que derivará el agua a los baños públicos para su uso.
Es un proyecto que ha tardado unos años, pero finalmente está en marcha. En 2014 se puso el plan sobre la mesa, entre 2015 y 2020 se hicieron los estudios y se definieron los métodos para llevar a cabo la restauración, a finales de 2020 se presentó el pliego y el 21 de febrero terminó con la selección del proyecto de Milán Ingegneria. Se espera que la nueva arena esté terminada para 2023.
