El collar ha sido limpiado y reconstruido por los conservadores del Museo de Arqueología de Londres (MOLA). Treinta colgantes y abalorios diferentes le dan a la joyería un aspecto sorprendentemente moderno, y su pieza central es una cruz hecha de granates incrustados en oro. El gran colgante rectangular, sin embargo, parece haber sido originalmente parte de un broche con bisagras y luego reutilizado, según los especialistas del MOLA. Los hallazgos han recibido el nombre de “Tesoro de Harpole” por la parroquia en la que se encontraron, y el entierro es significativo por ser una tumba femenina medieval de alto estatus.
“No nos dimos cuenta de lo especial que iba a ser esto“, dijo el supervisor del sitio de MOLA, Levente-Bence Balázs, en un comunicado. Nunca se ha encontrado nada que se acerque a la ornamentación del collar Harpole en la Inglaterra medieval temprana, dijo el equipo de MOLA.
Además del collar, el entierro contenía dos vasijas decoradas, un plato de cobre poco profundo y una cruz adornada con rostros humanos hechos de plata. Debido a la presencia de dos cruces impresionantes, los investigadores del MOLA especularon que la mujer que las poseía pudo haber desempeñado un papel en la iglesia cristiana primitiva.
Poco más sobrevive del entierro. Unos pocos fragmentos de esmalte dental son todo lo que queda del esqueleto de la mujer, pero el trabajo planeado por los especialistas del MOLA incluye un análisis de residuos que podría dar pistas sobre cómo se usaron las vasijas decoradas. Se encontró otro entierro cerca, pero no ha sido fechado y no incluía artefactos de alto estatus. Los arqueólogos no esperan encontrar nada más en el sitio.
“Este hallazgo es realmente un descubrimiento único en la vida“, dijo Simon Mortimer, consultor de arqueología de RPS, una firma que gestiona proyectos de desarrollo, dijo en un comunicado.
El Tesoro de Harpole está sujeto a la Ley del Tesoro del Reino Unido, una ley de 1996 que requiere que las personas informen de posbles hallazgos de objetos históricos valiosos dentro de las dos semanas posteriores al descubrimiento. Los buscadores de tesoros a menudo deben donar el tesoro a un museo, pero generalmente son propuestos para recibir una recompensa en virtud de esta ley.
