El titular puede llevar a equívocos, así que en primer lugar cabe aclarar que no hay esclavos en Nebraska. Al menos, que se sepa o hayan sido sometidos a ese régimen mediante dictados de las autoridades. A pesar de que se podría extender el debate en torno a esta postura, lo importante es conocer que, aunque la esclavitud está prohibida en Nebraska desde 1875, en la carta magna de esa entidad territorial se conservaba una cláusula que permitía esclavizar a personas por cometer determinados delitos. A esa disposición llamó a prestar atención el senador estadal Justin Wayne a inicios de 2019, cuando propuso una votación para eliminarla.
El legislador explicó entonces que se trataba de una laguna jurídica creada después de la Guerra Civil estadounidense, que seguía permitiendo a compañías privadas ‘arrendar’ en las prisiones la mano de obra de los convictos. Así, como caso emblemático, fueron reos esclavizados los que construyeron, en los años 1880, el antiguo edificio del capitolio del estado. Pese a que en 1940 se puso fin a esa práctica, la disposición correspondiente nunca fue borrada de la Constitución.
Tras ese llamado, ningún movimiento se opuso a la propuesta de Wayne, que fue aprobada unánimamente en el Senado local. No parecía haber ningún problema al respecto, y tampoco parecía que la medida fuera a encontrar resistencia entre la ciudadanía. Pero en este irracional 2020 pocas cosas pueden sorprender ya. En las votaciones que se llevaron a cabo el pasado martes para borrar esta cuestión de la carta magna de Nebraska, 26 de sus 93 condados —en su mayoría territorios rurales en el oeste del mismo— votaron contra ese cambio. En uno de ellos, el condado de Brown, solo tres electores apoyaron la iniciativa. El mensaje que se desprende de dicha votación es digno de reflexión, y el legislador no ha pasado por alto la ocasión de expresar su incredulidad ante la opción elegida por una parte del electorado:
“Ese es un mensaje aterrador cuando comenzamos a hablar de negocios, desarrollo económico y turismo. ¿Queremos ser un condado, o una parte de un estado, donde opinan que la esclavitud debería ser una opción?“, comentó los resultados Wayne, citado por el diario Omaha World Herald.
Sin embargo, hay voces que tienen una opinión diferente a la de Wayne, y que señalan que el problema pudo estar en otra parte, y no tanto en la ideología de un procentaje más o menos importante de los habitantes del estado. No todos los que votaron en contra serían partidarios de la esclavitud, dijo al periódico el profesor Preston Love Jr., de la Universidad de Nebraska, quien indicó que incluso algunos de sus conocidos se sintieron confundidos por el complicado lenguaje utilizado en la papeleta de votación. Se hablaba allí de “una enmienda constitucional para eliminar la esclavitud o la servidumbre involuntaria como castigo por un delito“. El votante debía elegir una de dos opciones, “a favor” o “en contra”, y puede que muchos hayan marcado la segunda cuando en realidad querían prohibir la esclavitud.
Nebraska es en EE.UU. uno de los doce estados cuyas constituciones seguían permitiendo la esclavitud como castigo en 2019. Otro de esos territorios, Utah, decidió ese mismo día, el 3 de noviembre, abolir una norma similar. Allí, la enmienda fue aprobada, pero con 20% de los votantes en contra. Si en su caso también pudo ser un fallo al formular la cuestión o el problema viene dado por razones culturales, esa es una cuestión que se presta a debate profundo, en una sociedad cada vez más polarizada y que tiene tendencia a radicalizarse en algunas ocasiones. Cómo y por qué, son cosas que cada lector debe reflexionar.
